Jueves, 25 de Abril 2024

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De mentiras

Por: Laura Castro Golarte

De mentiras

De mentiras

Nos hemos acostumbrado a las mentiras; y aunque mentira es mentira, nosotros mismos las calificamos de mentiritas o verdades a medias, tratamos de suavizar y de justificar. Lo hacemos en la vida cotidiana con respecto a nuestros seres queridos, es muy común; y muchas veces cuando se trata de las mentiras de la clase política. Son tantas que nos vamos agotando y calificamos y comparamos: éste es más mentiroso que aquel; las mentiras de aquel son peores; ésas mentiras no son tan graves, fue una mentira piadosa… y así.

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Todas las mentiras son graves, no hay mentiras pequeñas. Se oculta una verdad para no dañar a alguien, para no causar pánico, porque también con las verdades, con y de algunas hay que ser responsables; no para solapar corrupciones ni malos manejos, ni para aparentar logros que en realidad son lo contrario.

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¿A qué viene todo esto? Bueno, esta semana se destaparon mentiras y se mantienen otras que motivaron esta reflexión, porque de pronto me doy cuenta de esto, que nos acostumbramos y nos cansamos hasta llegar al punto de que nos vamos haciendo tolerantes. Alguna vez una examiga me dijo que me creía más tolerante cuando discutíamos sobre la corrupción del PRI y le dije que no podía serlo si se trataba de eso, de corrupción, abusos de poder, negligencia, componendas, corporativismo, engaños y manipulación. Claro que terminó la amistad porque ella no sólo es tolerante sino que terminó gozando de los privilegios que muchos ganan (no todos) cuando deciden formar parte del sistema, de este sistema político mexicano corrupto a más no poder.

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No debemos tolerar la ineficiencia ni las mentiras ni la corrupción en los círculos de poder ni en los estratos inferiores de la burocracia; nada de que a ellos sí porque ganan menos (a nadie le importa cuánto ganamos nosotros a la hora de cobrar impuestos y servicios) o nada más un poquito porque me conviene. Ahora sí que cero tolerancia y de esta decisión sí formamos parte.

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¿A qué mentiras me refiero? Por ejemplo al dato de que en esta administración pública federal se romperá el récord de empleos generados, que dizque estamos a punto de llegar a dos millones y medio en lo que va del sexenio, cuando en el anterior se generaron, a cuatro años de gestión, 500 mil. Primero, es fácil para el Gobierno maquillar cifras y segundo ¿de qué calidad de empleos estamos hablando? ¿Los que se generaron en 2012 o 2013 son plazas que siguen vigentes? ¿Restan los empleos perdidos? ¿Los empleos precarios?

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Claro que a esta cifra la aderezan con otras que ubican a México en los cuernos de la Luna gracias a su costumbrita de simular, embetunar y nadar de muertitos.

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La otra cuestión que me llevó a reflexionar en torno a las mentiras de nuestra clase política es lo que está pasando en Veracruz. Javier Duarte no aguantó pero lo sustituye nada más y nada menos que su segundo de abordo, es decir, la movida dará al gobernador con licencia el tiempo suficiente para hacer arreglos y seguir en plena impunidad como hasta ahora ¿y los agravios? ¿Y las denuncias? ¿Y los muertos y desaparecidos? ¿Y el desfalco? Ah pero el PRI lo desconoció hace semanas y seguramente Duarte está preocupadísimo. Esta es una “solución” de mentiras.

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Y lo que pasa en Jalisco, ahora sí que la cereza del pastel podrido o para cerrar con broche de cobre. Volvemos a lo que se acostumbra, a lo que es normal en la clase política: conductas irregulares y deshonestas que de tan frecuentes se convierten, para ellos, en normales. La diferencia ahora es que alguien de un partido opositor al dominante lo denunció. Y la verdad es que me sorprende lo que los mismos diputados han declarado con relación al ahora famosísimo caso de Vega Pámanes: “La imagen del Poder Judicial sufrió daños”. No bueno ¿más? ¿O nada más poquito?

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Es difícil que se corrijan de golpe o por un “incidente” de esta naturaleza —práctica común ¿desde siempre?— años de corrupción madura y robusta, pero sí estamos ante la oportunidad (claro que está en manos de los legisladores), de empezar con uno de los tres poderes, el más opaco, a acabar con esta clase política de mentiras y mentirosa, deshonesta y corrupta que tenemos. Urge.

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