Existen muchas personas, que a lo largo de su vida, están más al pendiente de querer controlar a los demás, mejor que a sí mismos.Procuran estar al pendiente de los demás, en lo que hacen o dejan a hacer, son capaces de criticar, corregir y dar indicaciones con tal de demostrar que tienen el control de la situación.Igual se fijan en los más mínimos detalles, como en la forma de vestir, en la dieta o hasta la higiene de los demás, pero no son capaces de fijarse en lo suyo. El colmo es que no sólo lo observan y lo piensan, sino que tienen la obsesión de estarlo manifestando a los demás con signos evidentes de autoridad y dominio. Como por ejemplo: “No te pongas eso”, “Déjate de...”, “Te dije que...”, “No lo pongas allí”, “Te ves cansado”, “No cumpliste...”, “Tienes que...”, etcétera.Son personas que establecen la seguridad en sí mismos a base de controlar la de los demás. Y suelen encontrar la manera de hacerlo, desde manipulando hasta ejerciendo una franca autoridad y dominio sobre el de los otros.Es más, se enojan si les dices que están manipulando, pues tienen la convicción de que lo hacen por el bien del otro, y que su sistema de comentarios es para ayudar a los demás.Esto ¿qué tiene que ver con las adicciones? Pues hay muchos adictos que han crecido al lado de un familiar que es sumamente controlador y dominante, entonces en su afán de sacudirse ese fastidio, se alejan molestos, pero por ser dependientes de un modelo de vida controlador, no saben qué hacer consigo. Es decir, aprendieron a vivir bajo el control de los demás y nos les enseñaron a controlarse a sí mismos.Así que cuando están solos y han conquistado una cierta libertad, fácilmente caen en la tentación de encontrar algo de que depender para ayudarse a tener más seguridad. Y desde luego, van a repetir el esquema que aprendieron. Controlar a los demás y no a sí mismos. Y por ello, una vez que es dependiente de algo. No saben ni pueden controlarse, necesitan de alguien que los ayude.Enseña, controlándote a ti y no a los demás.