A mis amables lectores que a ahora me leen por Internet, quiero hacer de su conocimiento que lo que hoy aparece en esta colaboración es el producto de una charla de viejos de compañeros d e profesión, es decir de abogados egresados de la Facultad de Derecho de la Universidad de Guadalajara, Jalisco, México; quizás se pregunten ¿por qué señalo que es charla de viejos? Para que mejor lo entiendan, a continuación les narro lo siguiente: Hace ya 58 años (si 58) no me equivoqué mi generación de abogados la cual se denomina Lic. León Aceves Fernández quien fue nuestro padrino, a pesar de la juventud acumulada que ya todos tenemos nos seguimos reuniendo cada año para celebrar dicho suceso, los que quedamos vivitos y coleando (ya no queda ninguno de nuestros maestros, pues todos murieron y 15 compañeros también fallecieron). Sin perder el sentido del humor seguimos pensando en lo bueno de la vida y con entusiasmo y optimismo seguimos contándonos los chistes y cuentos chuscos de la actualidad; esperando que usted amable lector no sea alérgico al buen humor y que esto lo haga reír o cuando menos sonreír, me voy a permitir darle a conocer algunos de esos chascarrillos contados en la ultima reunión que tuvimos, por lo cual va de cuento pidiendo que me disculpen ya que todos son “chistes de humor negro”: 1. A un consultorio llega un jotingas enfermo, más descolorido y blanco que un plátano pelado o sea como plato de fonda: más lavado y fregado y le dice al médico: tengo SIDA ¿Qué medicina me recomienda para que ese mal se me quite?; el médico le responde para ese mal solo existe el agua y el ajo; sorprendido el sidótico le dice ¿el agua y el ajo? Sí dice el médico, el agua... ntarse y el ajo... derse ya que para esa enfermedad no hay ni vacuna para prevenir ni medicina para curar. Y al que le da, le da y al pozo. 2. En el consultorio, después de los exámenes el paciente le pregunta al médico; ¿doctor qué me dijo que era, Piscis, Leo, o Capricornio? Y el médico le contesta ¡no se haga! Le dije que era cáncer. 3. En un consultorio, una persona del sexo masculino le dice al médico: doctor padecí una enfermedad venérea muy grave, afortunadamente ya fui curado, pero como lo hicieron con nitrato de plata ahora tengo otro problema; ¿Cuál es? Pregunta el médico; al ir a orinar, arrojo el líquido por los distintos orificios que me quedaron al quemarme lo que hace que me moje todo. El médico toma su recetario, anota un domicilio y le dice al paciente; en ese lugar le resuelven el problema; a los 3 días regresa el paciente y le dice al médico: doctor creo que se equivocó de lugar porque al domicilio que me mandó es una escuela de música; no me equivoqué dice el médico, ahí le van a enseñar a acomodar los dedos haciéndole con las manos como si tocara flauta. Si amables lectores así seguimos pensando con ese humorismo los que ya fuimos, o sea los jóvenes del ayer que a pesar del más de medio siglo transcurrido todavía estamos presentes y al día.