Viernes, 26 de Julio 2024

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Área metropolitana: la crisis que viene

Por: Jorge Fernández Menéndez

Algo en las estrategias que se están tomando para el control de la Ciudad de México, tomando como un todo al Distrito Federal y su área conurbada, no está funcionando. Es verdad que en una ciudad de 20 millones de habitantes es imposible que no haya delincuencia y violencia, pero ésta había logrado en el pasado inmediato controlarse, o por lo menos ésa era la percepción que se imponía. Ahora ocurre todo lo contrario: la idea es que la inseguridad crece y esa percepción, como siempre ocurre, se sustenta en hechos.

Los mismos son innumerables: los pasajeros de los camiones que se dirigen hacia áreas suburbanas como Cuautitlán Izcalli, Nezahualcóyotl, Ecatepec o Chalco se quejan continuamente de robos dentro de los camiones, algunos violentos, muchos ya casi como una suerte de “cooperación voluntaria” de los criminales. Las zonas suelen ser siempre las mismas y en muchas ocasiones se observa, por lo menos, la displicencia o cooperación de los choferes, que actúan como halcones. Hacía mucho tiempo que no había denuncias constantes de asaltos en el Periférico, sobre todo en las zonas de clase media; ahora son una constante y a plena luz del día. Los secuestros, tanto en la capital como en el Estado, están al alza según la organización Alto al Secuestro, cuyas cifras parecen ser más fieles que las oficiales. Los robos a casa habitación crecen. En torno a una de las escuelas más importantes del Sur de la ciudad se recomienda a los padres y madres que van a dejar o recoger sus hijos que no lleven cosas de valor, porque le están robando sus relojes o bolsas. En Neza tirotean bares y la autoridad municipal dice que son ataques “atípicos”. Hay balaceras constantes en Chalco. Aparecen cadáveres en el metro y cuerpos desmembrados. Y la lista podría continuar. ¿A nadie le llama la atención? ¿Nadie cree que lo que está sucediendo está traspasando los límites de la normalidad? ¿Que se está incubando una posible crisis similar a la que vivieron en el pasado otras grandes ciudades del país? ¿Que lo que ocurrió en el Norte se ha trasladado al centro del país a través de un corredor que incluye a Michoacán, Guerrero, Morelos, el estado de México, Hidalgo y el DF?

Para las distintas autoridades, no es así. Los números de delitos, dicen, se mantienen estables. Pero la gente no lo está viviendo así. Quizás la policía capitalina sea, lo es, la mayor del país y la que cuenta, en el ámbito local, con mejor personal y mejor tecnología. Probablemente en el terreno estatal, la mexiquense esté también en una situación privilegiada comparada con la de otros estados. Pero no está siendo suficiente porque, entre otras cosas, todo parece indicar que las circunstancias han cambiado, que la presión de los grupos criminales se ha incrementado, que la propia realidad que se vive en distintas regiones, como Michoacán o Guerrero, los ha llevado a expandirse hacia el entorno de la Ciudad de México. Eso ya lo vivimos: los grupos de Tamaulipas crecieron hacia Monterrey, de ahí saltaron hacia Saltillo. De Sinaloa y Durango crecieron hacia la Comarca Lagunera. De Guadalajara en su tiempo crecieron hacia Michoacán (y el fenómeno les regresó años después) y hacia Zacatecas y Nayarit. No es nuevo lo que parece comenzar a vislumbrarse en el área urbana de la Ciudad de México. Y no sé si las policías y las fuerzas de seguridad locales están preparadas para enfrentarlo. Baste recordar que en Nuevo León los grupos criminales crecieron porque las fuerzas municipales de Monterrey se corrompieron o no fueron rebasadas y lo mismo sucedió con todos los municipios conurbados, incluyendo San Pedro. Esa división abonó al crecimiento de los grupos criminales. Lo mismo ocurrió en la Comarca Lagunera, donde confluyen dos estados, Coahuila y Durango, y tres municipios-ciudades: Torreón, Lerdo y Gómez Palacio. En esos espacios penetró la delincuencia. Y los mismos son mucho mayores para transitar y operar en toda el área metropolitana de la Ciudad de México. El desafío que ya está ante nuestros ojos. Se requiere de una estrategia regional para enfrentarlo.

Por cierto, y hablando de seguridad y de resultados: el representante de la Conago ante la nueva coordinación antisecuestros del país será, dicen entre los gobernadores, Rodrigo Medina. Lo cierto es que, más allá de intereses partidarios, hay elecciones el año próximo en Nuevo León; lo realizado en materia de seguridad en ese estado, con la creación de la Fuerza Civil, ha sido tomado como ejemplo por el Gobierno federal, por la Policía Federal y por los otros estados. Por eso Medina estará en esa coordinación.

Y hablando de estados: quien seguramente sabe que el trabajo que realice en Michoacán, donde ha sido designado el operador de Rosario Robles para los programas sociales en el estado, será determinante para su futuro en Oaxaca, es el actual director de Liconsa, Héctor Pablo Ramírez Puga. Mucho de la candidatura priista para el 2016 dependerá de su desempeño.

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