Por más que tanto en la Copa América Centenario finalizada hace dos semanas como en la Eurocopa que culminó el domingo se insista en hablar de “decepciones”, al futbol, en general, le vienen bien los resultados que, al decir de los entendidos, pueden calificarse de “sorpresivos”…*En la edición del Centenario de la Copa América se puso el acento, primero, en el desencanto que fue corroborar que la crisis de Brasil –la futbolística, valga el subrayado— tiende a hacerse crónica. Sucesos como su incapacidad para adquirir protagonismo en el torneo de referencia; la estrepitosa derrota ante Alemania en el Mundial que habían preparado meticulosamente para borrar la afrenta del “Maracanazo” de 1950, aprovechando la coyuntura de volver a jugar una Copa del Mundo en casa, y aun la derrota frente a México en la final del Torneo Olímpico del 2012 en Londres, son sintomáticos de que, por alguna misteriosa razón, la que, por años, parecía inagotable fuente de talentos para el futbol, súbitamente dejó de producirlos.(Dios, por alguna razón más misteriosa aún, decidió dejar de ser brasileño).*La siguiente decepción corrió por cuenta de Argentina. Porque se trata de “el otro” gigante histórico del futbol sudamericano, porque cuenta con el mejor futbolista de los tiempos que corren y porque hizo méritos para llegar a la Final, lo hizo como gran favorita. Y, venido a ver…*Luego vendrían, en la Eurocopa, varias decepciones en cadena. La primera, por cuenta de España que pareció cerrar el ciclo que tuvo como punto culminante la coronación en el Mundial de Sudáfrica-2010. La siguiente, a cargo de Italia que no pudo dar cima a la metamorfosis conceptual que significó la presencia de Bruno Conti como timonel. Después, el desencanto de que Islandia –el equipo Cenicienta del torneo— no hubiera llegado más lejos. Y ya en las instancias decisivas, la frustración, en la etapa de semifinales, de que Gales cayera ante Portugal, y Alemania —a despecho de su título de campeón mundial— hiciera lo propio ante Francia.*Chile, en la Copa América, confirmó que aspira a codearse con los gigantes del área; Portugal, en la Eurocopa, llegó hasta donde nunca antes lo había logrado. Son, ambos, botones de muestra de que las jerarquías no tienen por qué ser inamovibles… y de que probablemente Homero Simpson tenía razón cuando decía que “las tradiciones son para romperse”.
