La nota, a nivel local, afirma que los dueños de las “Chivas” vendieron la franquicia que tenían en Los Ángeles. No es exactamente así... La nota generada por la Major League Soccer dice textualmente así: “MLS purchases Chivas USA”; o sea, que “la MLS compra a Chivas USA”. (Lo cual —como dice la canción—, aunque parezca lo mismo, no es igual). * Se trató, hablando en plata, de una expropiación; (por definición, “acción de desposeer de una cosa a su legítimo propietario, dándole en cambio una indemnización; se efectúa legalmente por motivos de utilidad pública”): de una decisión de los dirigentes de la Liga Mayor de Futbol estadounidense; de los dueños de los equipos que militan en la Liga, para ser más precisos. La razón es de sobra conocida: los ilusos dueños del Club Guadalajara S. A. dimensionaron mal sus alcances; midieron mal el terreno en que pisaban. Convencidos de que el solo nombre de las “Chivas” haría en Estados Unidos, entre la población de origen latino, el mismo efecto que hace en México, se estrellaron con la cruel realidad: en el aspecto deportivo, carecieron de capacidad para armar un equipo competitivo; en el económico, puesto que los aficionados al futbol son reacios a identificarse con un equipo mediocre (Armando Nogueira escribió, sapientísimamente, que “los aficionados al futbol buscan en el estadio, los domingos, la victoria que la vida les niega el resto de la semana”), la consecuencia lógica de la incompetencia de Chivas USA en la MLS... fue la ruina financiera. * Puesto que los dirigentes del futbol en Estados Unidos tienen una mentalidad diferente a la de los dirigentes de los equipos mexicanos; puesto que allá todos se sienten socios del negocio; puesto que la MLS se maneja con el mismo criterio empresarial que se aplica en las Ligas Mayores de Beisbol, la National Basquetball Association y la National Football League, a los socios les interesa la competitividad deportiva como presupuesto de la fortaleza financiera de cada equipo... y de la Liga. Si la franquicia de Chivas USA, manejada “a la mexicana” —a base de ocurrencias, como el juguete caro de un empresario extravagante— resultaba un lastre para la Liga en pleno, se explica la decisión tomada... La moraleja de la historia está muy clara: cuando de hacer negocios en serio se trata, no hay lugar para los caprichos.
