Viernes, 26 de Julio 2024

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-“Espejito, espejito…”

Por: Jaime García Elías

-“Espejito, espejito…”

-“Espejito, espejito…”

Dicen que nadie —ni siquiera Mauricio Garcés— es tan guapo como aparece en su perfil de Facebook, y nadie —ni siquiera Oribe Peralta— tan feo como sale en la credencial del IFE. Lo primero aplica, al pie de la letra, para los Informes de Gobierno; lo segundo —ídem—, para los “contrainformes”.

-II-

La intención del legislador, cuando estableció la obligación de los gobernantes, de rendir un Informe anual acerca del estado que guarda la Nación —o el Estado, o el municipio—, pensaba en el derecho de los ciudadanos a enterarse de los avances realizados en función del diagnóstico de las carencias más notorias y de las demandas más insistentes de la sociedad, elaborado al inicio de cada administración. “Bienestar”, por ejemplo, para hablar del vocablo hacia el que orientaron sus afanes los publicistas de la actual administración estatal, es una entelequia; bienestar significa “comodidad, vida holgada, tranquilidad de ánimo”: algo abstracto, lejano, exótico, inalcanzable para quienes están atrapados en la pobreza; para quienes no tienen acceso a la salud —por más derechohabientes que sean del Seguro Social o del ISSSTE—; para quienes carecen de acceso a la educación para ellos mismos y para sus hijos; para quienes viven, en la vía pública y aun en su propia casa, la inseguridad latente a cada paso…

“Bienestar”, en fin, para el ciudadano de a pie, es el estado de beatitud que las religiones prometen a sus catecúmenos… para después de la muerte.

-III-

Se critica sistemáticamente a los gobernantes —lo hacían los panistas cuando los priistas monopolizaban el poder; lo hacían los priistas cuando abanderados de otros partidos tuvieron, por fin, acceso a los cargos públicos—, cada vez que “cumplen (a su manera) con el precepto constitucional” de rendir el dichoso Informe, por su “falta de autocrítica”. Y se comprende: ¿para qué tomarse la molestia de hacer el inventario de las imperfecciones propias, de los rezagos sociales acrecentados, de las asignaturas pendientes, de la promesas incumplidas, de las ofensas inferidas, de los actos de corrupción que devinieron escándalos y de muchos más que no trascendieron, pero que obran en nuestra conciencia, si la oposición lo hace bastante bien…?

-III-

La intención del legislador, al establecer la obligatoriedad de los Informes de Gobierno, fue una. La realidad —institucionalizada por el uso— es que se limiten a ser pretextos para que los gobernantes jueguen cada año a la bruja de Blanca Nieves:

—Espejito, espejito…
 

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