Viernes, 26 de Julio 2024

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- “Glosa”

Por: Jaime García Elías

- “Glosa”

- “Glosa”

Puesto que fueron, según las cifras oficiales, “más de 100” las personalidades que accedieron a participar en el Juego de Decir Verdades al que convocó el Gobierno del Estado, al efecto de dar la sensación de que, en efecto, el desempeño del aparato gubernamental se sometía al veredicto de la opinión pública, cabría suponer que hubo al menos, a razón de una per cápita, un centenar de críticas —positivas, se presupone— tanto a lo que se hizo como a lo que se dejó de hacer en el primer año de la actual administración.

Puesto que la mecánica del juego consistía en que cada ponente exponía, de manera sumaria, sus motivos de reconvención a los gobernantes, pero, en compensación, los secretarios de estado podían responder, sin límite de tiempo; abrumar, a base de cifras, y aun “montonear”, si lo consideraban pertinente, al ciudadano que había elevado su voz para externar sus críticas, quedó la sensación de que el aparato gubernamental ganó por goleada, y de que los personeros que lo integran salieron incólumes, no obstante que en la otra esquina estaba una representación selecta y distinguida de personalidades que nunca aceptarían a hacer las veces de paleros de quienes cobran por gobernar como si supieran.

-II-

Hay lugar, en todo caso, para un par de críticas…

Una: el gobierno que ha cumplido la sexta parte de la ruta histórica que le corresponde, prometió, desde las campañas, y ratificó, en la toma de posesión, su compromiso de emprender una batalla contra la corrupción. Era un clamor generalizado, a la vista de los indicios de que la administración anterior (la de “los mejores Juegos Panamericanos de la historia”, más la baladronada adicional —“ya encarrerado el ratón…”— de que “Vamos por las Olimpiadas”) había dejado un cochinero en el rubro de las cuentas públicas.

Otra: uno de los primeros y más insistentes discursos de las cabezas visibles de la actual administración, se orientaba hacia la austeridad en el manejo del Presupuesto, como un compromiso ante una sociedad harta de que el retrato hablado de la misma pueda hacerse en cuatro palabras: “Pueblo pobre, gobernantes ricos”.

-III-

Al margen del discurso —y de las voces de los jilgueros, que tampoco faltaron en la dizque “glosa” de ayer—, hay dos hechos: las cuentas públicas de la anterior administración siguen en el limbo… y el dispendio propagandístico que se hizo a propósito del Primer Informe, desmiente escandalosamente la prometida “austeridad”.

Así que…
 

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