“La manera más fácil de sacarle la vuelta a un problema consiste en crear una comisión que supuestamente se encargará de solucionarlo”… La fórmula que varios políticos han seguido al pie de la letra para hacer malabarismos con chayotes calientes –entiéndase rezagos, exigencias y demandas planteadas “para ayer” por los ciudadanos— admite algunas variantes. Por ejemplo, las “consultas” tan en boga…-II-Botón de muestra: las iniciativas de las comunas de Guadalajara, principalmente, y demás municipios conurbados, a continuación, para promover el uso de la bicicleta como alternativa “sustentable” ante los crecientes problemas de movilidad de la metrópoli, han generado conflictos.Más allá del debate acerca de la pertinencia de habilitar carriles exclusivos para los ciclistas en determinadas vialidades, se ha pasado ya, en algunos casos, de las palabras a los hechos: de los argumentos a los moquetes, para ser más claros… En una esquina –la de los rudos, se supone—, los automovilistas, irritados porque, al reducírseles los espacios, la circulación, de suyo difícil, se vuelve un tormento chino. En la otra –la de los técnicos, “según San Lucas”—, los promotores del uso de medios distintos al automóvil. Y en medio, como el árbitro en los partidos de futbol (“buenos ladrones crucificados en medio de dos cristos”, los definió un periodista brasileño), como el equilibrista al que desde los dos extremos manos aviesas le mueven el alambre, la “h.” autoridad, en la búsqueda desesperada de una receta casera que le permita mezclar el agua de las buenas intenciones con el aceite de las realidades.-III-Hay, desde luego, asuntos en los que procede la consulta pública… aunque luego se tilde de pusilánimes a los gobernantes y se les reproche que recurran al expediente de refugiarse en “la dictadura de las mayorías”. Ejemplos, los recientes referéndum en torno al “brexit” en Gran Bretaña y a los Acuerdos de Paz en Colombia.En el caso que nos ocupa, lo razonable sería que los técnicos en materia de movilidad, urbanismo y similares, a los que se asignan cargos públicos o se les convoca como asesores, estudiaran, ponderaran y tomaran las decisiones pensando en el beneficio de los más, aunque deba pagarse el precio de la incomodidad de los menos… y que las autoridades asumieran la responsabilidad correspondiente. Después de todo, para eso se les paga.Apelar, por sistema, a la “consulta”, es una manera fácil de lavarse las manos… Es, en una palabra, una actitud pusilánime.