Miércoles, 24 de Abril 2024
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Cultura

Frida vista por Frida

Recordamos el legado que una de las más grandes artistas mexicanas nos ha dejado y su impacto en el mundo para seguir influenciando a las nuevas generaciones

El Informador

Nacida el 6 de julio de 1907, Frida Kahlo es una de las grandes artistas de la plástica en México. Reconocida mundialmente por sus icónicas pinturas, la vida de Frida ha sido también motivo de interés para los espectadores, que encuentran en su enigmática figura una razón más de interés. Marcada por una existencia trágica, las adversidades en la vida de Kahlo fueron igualmente un motivo pictórico, como el accidente que sufrió en 1925, al impactarse el vehículo en el que iba con un tren. A raíz del suceso comenzó a desarrollarse más su labor con el pincel, al estar obligatoriamente postrada: las afectaciones físicas se reflejan en sus autorretratos, donde exploró metafóricamente la representación del cuerpo como espejo del alma. Ya que su obra fue en gran parte autobiográfica, al ser bastante frecuentes los autorretratos, qué mejor manera de asomarse a su biografía que conocer un poco más sobre cinco de sus obras más famosas.

“Las dos Fridas”. Una de las imágenes más famosas creada por Frida, este óleo fue hecho en 1939, en una época de claroscuros: por una parte comenzaba la fama tras mostrar su obra en Nueva York y París, al mismo tiempo que se separaba de Rivera. Según el museógrafo Fernando Gamboa, Frida se inspiró en un par de obras que vio en el Louvre, en su paso por París: una de Theodore Chassérieau y el anónimo llamado Gabrielle d’Estrées y una de sus hermanas. Las dos representaciones de la pintora vinculan la tradición europea y la mestiza, con lazos de sangre que cruzan de un lado a otro. El lienzo es propiedad de la nación, resguardado en el Museo de Arte Moderno (en la Ciudad de México). La obra se exhibió por primera vez al año siguiente, en la Exposición Surrealista inaugurada en la capital del país.

“Autorretrato con collar de espinas”. Los temas de animales están presentes en los lienzos de la pintora. En este son cuatro los seres que la acompañan: un gato negro y un pequeño chango a cada costado, detrás de los hombros, además de un ave negra en el pecho y mariposas revoloteando a su alrededor. Esta obra data del periodo posterior a su divorcio de Diego Rivera en 1940 (con quien después continuaría su relación y a quien le regaló un pequeño chango, como el del cuadro). Frida vivía entonces un romance con el fotógrafo de origen húngaro Nickolas Muray, quien fue el primer dueño del cuadro (después lo adquirió un museo estadounidense).

“El abrazo de amor del universo, la tierra (México), Yo, Diego y el señor Xólotl”. Hecha en 1949, pocos años antes de su muerte, en este peculiar trabajo Frida se retrató junto al amor de su vida. Desde la creación la pieza estaba destinada a exponerse en el Salón de la Plástica Mexicana, ese mismo año. Un par de años atrás, en su diario, Kahlo había bocetado la imagen, una práctica frecuente (un venado similar al “Venado herido” se ve fechado en su diario, antes de pintarlo). El tema de la maternidad está implícito en el acomodo de los personajes: la madre tierra rodeada por el universo abraza a Frida, que a su vez abraza a Diego Rivera en sus brazos, como si fuera un niño pero con el cuerpo de adulto. De manera similar, dos años antes Rivera pintó el mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, donde él es un niño y detrás se encuentra una Frida adulta, tomándolo por el hombro. Por su accidente, Frida estaba imposibilitada para tener hijos, por ello el simbolismo de la maternidad se torna trágico en sus lienzos.

“El venado herido”. En esta pieza de 1946 Frida se transfigura de manera zoomorfa, pues el venado cazado tiene su cabeza. La interpretación del animal herido con ocho flechas ve en cada una de ellas las desgracias de la vida de la pintora, que pese al ataque sobrevive y sigue en pie. Alrededor del animal hay naturaleza muerta, un bosque aparentemente seco y una rama en el primer plano, seca y cortada (todo ello símbolo del ocaso vital y la desolación). Al igual que el chango del “Autorretrato con collar de espinas”, el venado fue un animal con el que Kahlo convivió como mascota.

“Sin esperanza”. Realizado en 1945, el título de este cuadro remite a la desesperación que sufría Frida por sus achaques corporales. También un autorretrato, en la imagen se le aprecia postrada, alimentada a la fuerza por un embudo en cuya parte superior se colocan pescados, carne, un gallo y otras carnes, además de una calavera de azúcar. La biografía de la autora revela que en esa época Kahlo se sometía a dietas de engorda, debido a su pérdida de peso y debilidad. La obra es propiedad del Museo Dolores Olmedo (CDMX).