Viernes, 19 de Abril 2024
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Jalisco

Fiscalía autónoma y quitarle el dinero al crimen, las apuestas de Carlos Lomelí

El candidato de Morena al Gobierno de Jalisco ve a la inseguridad como un problema complejo que también debe ser combatido con la educación de los jóvenes

El Informador

Para desarticular al narco y reducir los indicadores históricos de inseguridad se necesitan más que patrullas y armas de alto poder. Por eso, el candidato de Morena por el Gobierno del Estado, Carlos Lomelí, afirma que emprenderá una estrategia de “inteligencia” para afectar la estructura del crimen organizado desde sus cimientos: las finanzas.

De recibir la mayoría de votos el próximo 1 de julio, el empresario afirma que hará frente a la delincuencia y la inseguridad con una Fiscalía autónoma, pero también con educación de calidad para las nuevas generaciones, de tal forma que sea más complicado convertir a los estudiantes en víctimas o soldados del narco. “La inseguridad y la delincuencia es multifactorial. No podemos hablar sólo de armas, patrullas y policías sin hablar antes de la prevención. La inseguridad no es un asunto aislado; debemos generar rumbo y certidumbre para los jóvenes, darles y allanarles el camino para que ellos puedan elegir libremente dónde quieren estudiar o seguir su sueño. El resultado y la prueba soy yo”.

Apunta que acompañará su estrategia habilitando trabajos de calidad y bien remunerados, así como garantizar el acceso a la salud, pues en su opinión esos son los factores que abonan a que los ciudadanos cometan delitos. A la par, afirma que preparará a los cuerpos policiales con capacitación y un sueldo digno.

El combate a la corrupción y la impunidad será otra arista prioritaria. Y para ello adelgazará el gasto corriente del Gobierno, eliminando “gastos superfluos” y adelgazando la nómina.

“Yo no tengo necesidad de tener un puesto para sentir a qué sabe el poder. Yo estoy aquí porque tengo un compromiso con los jaliscienses y con los mexicanos. Estoy arriba en el proyecto de Andrés Manuel (López Obrador) porque creo que es la mejor opción y porque mañana, cuando mis hijas me pregunten dónde estaba cuando la nación se desmoronaba, les responderé que estaba abriendo conciencias y encendiendo corazones”.

“Era un estudiante medianero; hoy, los que sacaban 10 trabajan para mí”

El candidato de Morena por el Gobierno del Estado es el séptimo hermano de una familia que vivió en el Sur de Guadalajara. Dice haber tenido una infancia feliz, aunque un tanto distante de su padre. Recuerda que para irse a la escuela le daban 80 centavos, pero ahora dirige empresas que le generan ingresos por tres mil millones de pesos al año.

Su gobierno, afirma, dará un giro de timón que generará menos corrupción, empleos bien pagados, un sistema de salud digno y educación de calidad para las familias jaliscienses.

— ¿Quién es Carlos Lomelí?

— Es el séptimo hermano, el más chico, de una familia de siete. Fui registrado en Guadalajara, pero nací en Mascota, Jalisco. Prácticamente toda mi infancia fue en el Sur de la ciudad, en la parte donde hoy se encuentra Miravalle. Había una sola colonia, se llamaba Unidad Clemente Orozco. Ahí llegué de tres años. Anteriormente viví por la Calle 68, en la zona Oriente. Fue una infancia muy padre, en contacto con la naturaleza porque era prácticamente un cerro.

—¿Cuáles fueron los oficios o profesiones de su familia?

—Mi padre fue autotransportista toda la vida. Mis hermanos encontraron refugio de trabajo en una línea que se llama Tres Estrellas de Oro; allí hice mis pininos. Cuando tenía 17 años empecé a trabajar en el departamento de información turística. Para mí era un gran salto llegar a trabajar a un lugar donde iba de camisa blanca, de corbata. Entraba a las siete de la mañana y salía a las dos de la tarde. Tomaba mi camión saliendo de la Central Camionera Vieja, me iba a la escuela vocacional y llegaba 15 o 20 minutos tarde… pero cuando tú vienes de la cultura del esfuerzo, del trabajo, yo veía a mis compañeros muy chicos. Yo, con una formación diferente y ellos como hijos de familia. Yo era un hombre que me mantenía desde los 10 u 11 años. Entonces, cuando inicio en el bachillerato, a pesar de que no era de los más grandes, sí me convirtió en una especie de líder dentro de mi salón.

—¿En dónde estudió?

—Estudié en la escuela Mariano Azuela, en la Unidad Clemente Orozco. Después, en la secundaria número 4 para varones, en Analco. Recuerdo mi primer día de secundaria: nadie de mi casa había entrado a la secundaria. Soy el primer profesionista de mi árbol genealógico. Entonces mi papá, a lo mejor para motivarme, cuando se dio cuenta de que iba a entrar a la secundaria me regaló un reloj. Me lo pongo el primer día, llevaba mis dos cuadernos nuevos. Y a las seis y media de la mañana, quería llegar temprano cuando me ponen una navaja en el cuello y me quitan mi reloj y mis dos cuadernos… me senté a llorar afuera del templo de Analco. Ahí es cuando te das cuenta de que la vida, si no te cuidas, hay mucha gente que quiere arrebatarte lo que más aprecias: el futuro o la vida. Fue una experiencia muy fuerte que me dolió mucho.

Luego seguí en la Escuela Vocacional. También hubo dos factores por los que me decidí a estudiar medicina. Cuando tenía 11 o 12 años, una tía me regaló un libro hermosísimo del maestro Alcaraz del Río, se llamaba Anatomía y Fisiología. Tuve la fortuna de que él me diera clases en la facultad. Para mí el estudiar medicina representaba poder estar al pendiente de la salud de mis seres queridos y del pilar de vida, mi madre.

—¿Era estudiante de 10?

—No. Yo siempre fui medianero, de sietes y ochos, pero tengo trabajando a los de 10 conmigo.

—¿De los políticos,  quiénes son sus amigos?

—Marcelo (Ebrard), Andrés (Manuel López Obrador) y Yeidckol Polevnsky.

Yeidckol y yo fuimos los primeros empresarios en llegar a la vida de Andrés. He recorrido con él, desde el 2004, momentos de alegría y momentos difíciles.  Es un hombre con mucha humildad. Estando en una tienda de campaña en la Ciudad de México en el 2006, estaban Socorro Díaz, Elenita Poniatowska, Marcelo Ebrard, la propia Yeidckol, (Alejandro) Encinas y un servidor. Él (Andrés) estaba sentado en un sofacito y había una media mesa. Todo mundo le decíamos: “Andrés: va a tener un costo alto el plantón de Reforma”. Él pegó a la mesa y dijo: “¿Qué no entienden que si no desgastamos en Reforma a la gente, se nos incendia? Tenemos que ser responsables”. Por eso la frase de “que otro amarre el tigre” tiene un gran sentido en su corazón y en su compromiso de amor hacia México. Quienes hemos estado cerca de él lo hemos visto tomar decisiones importantes. 

—¿Qué otra anécdota importante tiene con Andrés Manuel?

—Hace cuatro meses íbamos a un evento a San Juan de los Lagos. El evento era a las 4 de la tarde; eran las 12 y media y (Andrés Manuel) decía que buscáramos dónde comer. Nos metimos a un lugar que estaba lleno y le dijimos a una señora que salió si no tenía una mesita extra.

Ella pidió que montaran una mesa y nos sirvió ropa de arroz, frijolitos y mole. Todo iba bien hasta que uno de los que estábamos en la mesa le pidió una carta. La señora respondió que no tenía carta porque estábamos en la boda de su hija y ella había alquilado el restaurante como un salón. Todo mundo dijimos: “¿Cómo?”.

Andrés me contestó que le diera para los refrescos. La señora no quiso y mejor pidió una foto para los novios. A él se le ocurre meterse y la fiesta se para. Empiezan a tomarse fotos y fotos. Ya no lo podíamos sacar para llevárnoslo al evento.

— ¿Aparte de la política, a qué se dedica?

— Soy empresario. Me dedico a la industria farmacéutica; hoy a la construcción. Ayer, al tequila y muchas otras actividades más.

¿Cómo es que llegué a la industria de los medicamentos? Una vez que terminé de estudiar, nunca quise entrar a un instituto a ejercer la medicina. No me gustaba checar tarjeta. Soy un alma libre.

Regresé a la Unidad Clemente Orozco. Me puse a habilitar una clínica que, en honor a mi madre, se llama clínica Santa Rosa. Hacía todo porque no había para pagar empleados. Y empecé a buscar a don Felipe Benavides, el hombre que tuvo más de mil farmacias por toda la República. Me gustaban sus productos y lo busqué por tres meses. Cuando me dio la cita me fui en camionazo.

Llegué y no me dejaron entrar sino hasta 15 minutos antes de la cita. Me senté y vi salir al señor, me dijo que qué quería y le dije que no podía conseguir sus medicamentos en Guadalajara. Me preguntó si tenía una empresa y le contesté que sí (no tenía nada, no sabía lo que era tener una).

Me pidió que no vendiera en IMSS, ISSSTE y Salubridad… pero no me dijo nada de los Hospitales Civiles. Y llegué con mi lista, mis precios, y me inscribí como proveedor. En mi primera venta, en 1998, me llevé 800 mil pesos. Pido mi mercancía, surto y me quedaba un dineral: a los 40 días tenía 257 mil pesos en la mano, que no sabía qué hacer con ellos. Hoy no sólo sigo con una gran comercialización, ahora soy fabricante, soy industrial de la medicina. Construyo hospitales, genero tres mil empleos en Jalisco.

—¿Cuánto factura al año?

—Tres mil millones de pesos con una sola empresa.

—No le conocíamos el lado tequilero ni constructor…

—El tequila se llama Reserva de Oro agave azul. Es chiquito, es realmente artesanal. Lo hacemos para mantenernos en el amor por la tierra de agave.

—¿Y en el lado de la construcción?

—Es edificios. Nosotros hicimos, el año pasado, una inversión de mil 300 millones de pesos, aquí en Guadalajara, con 279 departamentos, 11 mil metros de oficina y siete mil metros de locales comerciales. Generamos, de manera directa, más de mil 300 empleos, y de manera indirecta habrá alrededor de cuatro mil empleos. Aparte de los tres mil en la farmacéutica.

—¿Es el candidato a la gubernatura más rico?

—Yo creo que soy un candidato muy rico en la parte espiritual, emocional...  y muy aterrizado.

Carlos Lomelí se considera un empresario de la cultura del esfuerzo, que pretende mejorar la calidad de vida de los jaliscienses. EL INFORMADOR/F. Atilano

Respuestas rápidas

Pobreza: Combatirla.
Riqueza: Administrarla.
Corrupción: Destruirla.
Impunidad: Desaparecerla.
Delincuencia: Combatir con inteligencia.
Familia: Cuidarla.
Amistad: Conservarla.
Enemigos: Respetarlos.
Enrique Peña Nieto: Corrupción.
López Obrador: Fortaleza.
Ricardo Anaya: Corrupción.
José Antonio Meade:Gerente.
Aristóteles Sandoval: Inseguridad.
Miguel Castro: Continuidad.
Enrique Alfaro: Ricardo Anaya.
Raúl Padilla: Porfiriato.
Carlos Lomelí: Gobernador.

¿Quién es Carlos Lomelí?

Carlos Lomelí es el hijo menor de una familia de siete hermanos, quien vivió su infancia en el Sur de Guadalajara.

Tiene 59 años de edad y es la segunda vez que busca la gubernatura de Jalisco. La primera ocasión intentó hacerlo en 2006 con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), pero la candidatura quedó en manos de Enrique Ibarra Pedroza.

Tiene una licenciatura como médico cirujano y partero por la Universidad de Guadalajara (UdeG), pero es también director general de Lomedic, una empresa del rubro farmacéutica que el año pasado facturó tres mil millones de pesos en ingresos.

Carlos Lomelí (de amarillo) estudió medicina en la UdeG. ESPECIAL
Educación básica. Carlos Lomelí estudió en la primaria Mariano Azuela y en la Secundaria número 4. ESPECIAL
Nivel superior. Tras estudiar en la Escuela Vocacional ingresó a la carrera de medicina. ESPECIAL
La familia del candidato es uno de sus pilares. En la foto, con su esposa e hijos. ESPECIAL

TEMAS CRÍTICOS

Seguridad

La seguridad también es de inteligencia. No sólo es quitar la cabeza de un grupo delictivo sino pegarle en la estructura económica. Por otro lado: la contención. No es sólo equipar adecuadamente a nuestras Policías sino capacitarlas. Darle dignidad a la gente que porta un uniforme. Debemos reconvenir los sueldos que perciben. Yo no veo a un policía con ocho mil pesos más prestaciones enfrentándose al crimen organizado.

Que la procuración de justicia no tenga fiscales carnales o a modo. Que del Ejecutivo no dependa ningún tipo de fiscal. Y luego nombramos un fiscal anticorrupción que ni siquiera tiene donde despachar. No se trata de seguir inventando puestos para tratar de procurar la justicia. No es ir a confrontar a balazos al crimen organizado, sino tener inteligencia y hacer un buen análisis y pegarle a la estructura económica y empezar a desgranar los grupos delictivos.

Corrupción e impunidad

Es que algo que nos hace muchísimo daño, donde se ha asentado la plataforma política desde muchas generaciones atrás. Nos tiene muy desgastados, molestos, el nivel tan alto de corrupción.

Nunca en la historia de México habíamos visto estos niveles tan altos de corrupción como los que estamos viviendo. La prueba es que tenemos 11 gobernantes presos, dos huyendo y tres amparados.

Es muy delicado que la clase política mande mensajes de corrupción como lo hizo Enrique Peña Nieto al inicio del sexenio. Hoy tenemos 11 gobernantes presos por un desfalco de 258 mil millones de pesos que les obligó a darnos un gasolinazo en el mes de octubre a los mexicanos para seguir pagando las dagas que hace la clase política con la corrupción.

Ahora proponemos ahorrar alrededor de un billón de pesos al año, solamente frenando la corrupción.

Economía y pobreza 

Debemos generar empleos mejor pagados, y no con una varita mágica ni con saliva. Creemos que debemos dar las herramientas a la industria interna para salir a competir a todos los mercados. En este momento ni Carlos Lomelí ni muchos empresarios exitosos podemos salir a competir contra los japoneses o los australianos. ¿De qué gozan ellos? De créditos blandos del 2.8%, de punta de tecnología y no tienen dependencia de materias primas.

El Gobierno federal tiene la responsabilidad de regresar el poder adquisitivo a los mexicanos. ¿Cómo? Adelgazando ese enorme gasto corriente de cinco billones 324 mil millones de pesos con una sencilla regla: vamos partiendo los sueldos, quitando gastos superfluos, adelgazando la nómina y ahorrar en corrupción entre 500 mil millones y un billón de pesos. De ahí tiene que salir el primer golpe para que el ciudadano común tenga una mejor calidad y poder adquisitivo.

Agua y medio ambiente

Tenemos un grave problema: más de 20 mil millones de pesos se han gastado en los últimos 25 años en intentos por querer traer más agua a la ciudad y lo único que se ha incrementado es un metro cúbico (mil litros). Esto habla, de nuevo, del nivel de corrupción que tenemos. Y un dato: se le asignaron más de mil millones a la Presa El Zapotillo este año, ¿a dónde se va ese dinero?

Además, tenemos un (Río) Lerma-Santiago, uno de los ríos más contaminados del mundo, según la ONU.  Tenemos el segundo lago más grande de Latinoamérica, después del Titicaca, que al recorrerlo encuentras prosperidad, cosecha, artesanía, riqueza, pesca, ganadería… Y si le das la vuelta a Chapala, hay olvido, miseria, rezago y enfermedad. Tenemos ocho mil enfermos de insuficiencia renal al lado del lago. Los niños se mueren sentados escuchando la clase, porque no son dializados. El sistema de salud ni los ve ni los oye. No tienen un lugar donde recibir la atención adecuada.

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