Viernes, 14 de Noviembre 2025
Entretenimiento | Cada año aseguramos que el calor es más intenso en Guadalajara.

TAPATIEZ: Noctámbulos primaverales

No es que “la calor” –como dicen por ahí- se haga más intensa (consulte el ejemplar antes citado para despejar dudas). Se trata de un asunto de reniego, inconformidad

Por: EL INFORMADOR

Cada año aseguramos que el calor es más intenso en Guadalajara. Justo en una reciente edición de este H. -de heterogéneo y, por supuesto, honorable- semanario (número 31), un colaborador se dio a la tarea de entrevistar a especialistas en el tema y así desmitificar eso de lo que los tapatíos renegamos mayo con mayo: que la Ciudad de las Rosas se transforma en el patio central del infierno.

No es que “la calor” –como dicen por ahí- se haga más intensa (consulte el ejemplar antes citado para despejar dudas). Se trata de un asunto de reniego, inconformidad e incluso identidad generalizada propia de los que vivimos en esta bonita ciudad. ¿Qué sería de nosotros si no nos quejáramos de todo aquello que nos resulta incómodo? Desde los asuntos políticos hasta aquellos que son inherentes a la mano del hombre. Las quejas son el tema predilecto del buen tapatío que se jacta de serlo: que si las macrolimosnas, que si el tráfico, que si los sueldos de risa.

No son pocas las injurias que se escuchan en boca de los jalisquillos a causa del calor, hacia el clima y hacia quien inocente -y frescamente- pregunta “¿qué te sucede?”. La temporada tiene la “virtud” de exaltar los ánimos y transformar a los habitantes de esta bonita ciudad en seres extraños que cambian sus hábitos diurnos en nocturnos.

Para darse cuenta de ello, sólo hay que echar un vistazo medianochero a las calles. Sobran quienes busquen en el contexto de la casi madrugada aquello que el día no puede ofrecer: viento fresco y ausencia de multitudes que sólo agravan la situación.

Esto tiene su explicación. La primavera también es un obstáculo para que se desenvuelva plenamente la voluntad somnífera de los que se disponen a pasar una digna jornada en brazos de Morfeo -salvo los casos de los que duermen con ventilador en sus respectivas habitaciones o los que tienen sueño tan pesado que, aún con una banda de pueblo tocándoles a un lado, no despiertan-.

Nucas, cuellos, sábanas, colchones y almohadas empapadas de sudor. Las imposibilidades para pegar el ojo durante las noches primaverales tapatías radican básicamente en una humedad corporal que brota de los sitios más recónditos de la anatomía humana. Y esto, en lugar de agradecerse o disfrutarse, da como resultado a monitos malhumorados.

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