Lunes, 17 de Junio 2024
Economía | Piden una reforma energética, sale pequeña, y ahora piden otra

Es contradictorio el discurso del Gobierno sobre Pemex

En un año, la Presidencia ha tenido expresiones contradictorias sobre el sector, del que depende un tercio del erario

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO.- El discurso Presidencial de Felipe Calderón sobre la industria petrolera nacional muestra notables cambios, y hasta contradicciones. Si en el Segundo Informe de Gobierno, de 2008, aseguraba que los nuevos retos que representa el sector serían atendidos con un paquete de iniciativas sometido a consideración del Congreso.

Un año después, el Tercer Informe de Gobierno, presentado el lunes pasado, es sumamente triunfalista, reconociendo que los cambios legislativos que finalmente se aprobaron, mucho más reducidos de lo que pretendía el Gobierno federal, “multiplica” la capacidad de producción de la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex).

Sin embargo, el mensaje que expresó ayer en Palacio Nacional va en sentido contrario, al reconocer que la dependencia en la renta petrolera de las finanzas públicas debilitaba la acción de Gobierno.

En el informe de hace un año, la Presidencia expresó: “Para que Pemex continúe siendo un factor fundamental en el desarrollo de México y pueda superar los nuevos retos que se le presentan, es necesario realizar los cambios que le permitan enfrentarlos con éxito”.

En el tercero, presentado el lunes pasado, la Presidencia indica: “El 28 de octubre de 2008 el Congreso de la Unión aprobó una reforma energética, con lo cual culminó un debate nacional que tuvo una amplia participación social. Con ello se actualiza un marco normativo que estuvo vigente por más de 70 años en el sector hidrocarburos, y se incorporan nuevos instrumentos legales para la transición y sustentabilidad energéticas”.

Con la reforma, se asegura en el documento, se “aprovechan mejor los recursos tecnológicos disponibles y multiplican su capacidad de operación, al tiempo que establecen los mecanismos para garantizar la seguridad energética de las futuras generaciones y para sentar las bases para la transición energética de México (…) La instrumentación del modelo Pemex-Confiabilidad, permitirá la operación continua de las plantas, incrementar sus rendimientos y reducir los riesgos asociados a los procesos productivos”, posibilitan la instrumentación de una nueva estrategia de exploración, “que considera de manera integral la evaluación del potencial petrolero, la incorporación de reservas (aumentar la tasa de restitución de reservas probadas de hidrocarburos a más de 100%) y la delimitación de yacimientos, con lo que se busca fortalecer la viabilidad futura de Pemex mediante el incremento y reclasificación de reservas en el mediano y largo plazos; incrementar la capacidad de producción de petrolíferos en el territorio nacional y reducir las importaciones de estos productos”.

Sin embargo, el discurso del mandatario fue otro cuando explicó la debilidad de la industria petrolera mexicana, que aye pidió reformar el sector: “Es necesario avanzar más a fondo en reformas de segunda generación para fortalecer nuestra industria petrolera”.

Se olvidó “el tesoro”

Lo cierto es que el Gobierno federal ha dado un giro importante en su estrategia de buscar y extraer petróleo y gas de las principales cuencas productoras. Luego de empujar por casi nueve años la explotación del “tesoro” en aguas profundas del Golfo de México –calificativo impulsado por la promoción gubernamental— decidió, por el momento, intensificar sus trabajos en tierra y seguir explotando recursos a bajas profundidades que le garanticen el abasto de energéticos al país para los próximos 10 años.

Información de la Dirección Corporativa de Finanzas de Pemex enviada a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) revela que la paraestatal buscará amarrar compromisos financieros con empresas contratistas y proveedoras por más de un billón 700 mil millones de pesos para proyectos petroleros que se localizan en cuencas productoras conocidas, antes de que concluya la presente administración.

Para aguas profundas, Pemex invertirá acorde con la disponibilidad financiera y de equipos en el mercado mundial, así como de su capacidad de ejecución, de ahí que el primer campo productor de gas descubierto en 2006 a una profundidad de 988 metros, Lakach, dispondrá de 17 mil millones de pesos entre 2011 y 2025.

El ambicioso proyecto de salir a buscar y extraer crudo y gas a profundidades mayores a 500 metros en una extensa superficie de 575 mil kilómetros cuadrados en aguas territoriales mexicanas del Golfo de México y que surgió durante el sexenio de Vicente Fox, parece que irá a un ritmo lento.

Los argumentos que motivaron un amplio despliegue publicitario, que inició con un spot cuya autoría negó en principio Pemex; un debate público que duró semanas; así como una reforma petrolera, se centraron en que el petróleo fácil y barato de extraer está en fase de declinación y que aún en el supuesto de que todos los proyectos de Pemex en tierra y aguas someras tengan una ejecución exitosa, “la producción sería insuficiente para mantener los niveles actuales de producción de tres millones de barriles diarios”.

En esa zona, llegó a comentar el Presidente Felipe Calderón, “existen los recursos potenciales que permitirían reponer las reservas necesarias para garantizar los beneficios del petróleo a las nuevas generaciones”.

El ex director de Pemex, Luis Ramírez Corzo, consideró en su momento que en aguas profundas “se podrían encontrar numerosos campos y enormes recursos potenciales de hidrocarburos calculados en 29 mil millones de barriles de crudo equivalente”, más del doble de las reservas probadas actuales.

Pemex y el Gobierno llegaron a considerar la importancia de acelerar los trabajos a profundidades mayores a 500 metros para explotar esa riqueza y para hacer frente a los yacimientos en declinación. (Con información de El Universal)

Todavía se tiene potencial


CIUDAD DE MÉXICO. La decisión de ir a aguas profundas por el “tesoro” a pasos más lentos, terminó por darle la razón a las voces que siempre consideraron pertinente aprovechar las reservas probadas y los recursos que México todavía posee en tierra y aguas someras (bajas profundidades).

Francisco Rojas, ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex) y actual líder de la dominante bancada del PRI en la Cámara de Diputados, consideró erróneo pensar que la apuesta del Ejecutivo federal hacia la exploración y producción de petróleo crudo en aguas profundas debería de ser el principal eje de acción en materia petrolera de los próximos años.

El priista, que estuvo al frente de la paraestatal entre 1987 y 1994, dijo que mientras no se haya terminado de analizar el potencial de las aguas someras, habría sido un error de apreciación “brincarse” hacia las mayores profundidades en aguas territoriales mexicanas. No obstante, sostuvo que también sería un error “desechar nuestras posibilidades y sería carente de toda lógica decir que no vamos a entrar a aguas profundas”, pero lo cierto es que falta mucho territorio en tierra y bajas profundidades, “pero todo eso es un proceso de desarrollo de la industria nacional y no tenemos por qué saltarnos etapas”.

Víctor Rodríguez Padilla, analista e investigador en materia energética de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consideró que el verdadero dilema no es que Pemex salga a aguas profundas o se quede en tierra ante la caída de la producción y reservas, sino la urgencia de hacerlo ahora, porque la experiencia nos indica que algunas empresas que operan en el Golfo de México del lado estadounidense les tomó casi 10 años. A Noruega y a Brasil les tomó aproximadamente 15 años.

El investigador advirtió que la producción de hidrocarburos que podamos alcanzar en aguas territoriales mexicanas a profundidades mayores a 500 metros, suponiendo que en verdad hay petróleo, la veremos hasta 2018. “Este escenario no nos resuelve la declinación que Cantarell tiene hoy”, concluyó. (El Universal)

Equipo débil

Cuando hace unos días Felipe Calderón visitó Brasil, elogió el modelo petrolero de esa nación, gobernada por un país de izquierda que permitía la alianza de la estatal Petrobras con inversionistas locales y foráneos para desarrollar la industria y explotar incluso en aguas profundas.

Sin embargo, ese modelo ya fue repudiado en México, lo que ha orillado a Pemex a depender de sus exiguos recursos en exploración, explotación y refinación de crudo.

¿Quién apoya al Presidente, que el proyecto de modernizar el sector energético, y particularmente a Pemex, naufraga ante los “tabúes y mitos” de la política? ¿La secretaria de Energía, Georgina Kessel, que llegó al cargo luego de ser profesora de Calderón en el ITAM? ¿El secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, cuyo principal mérito del Presidente es ser su amigo? ¿El presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados por un año, Francisco Ramírez Acuña, quien durante su gestión como secretario de Gobernación no pudo “pavimentar” con acuerdos políticos las iniciativas económicas del Gobierno?

El mensaje de ayer de Calderón fue conmovedor, al convocar a realizar cambios profundos para sacar al país del marasmo en el que se encuentra, rebasado cada vez más en competitividad por otros países.

El equipo económico del Presidente parece poco capaz de respaldarlo. (JAC)

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