Miércoles, 24 de Abril 2024
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Economía

Descargan música pirata 7 de cada 10 internautas

Encuesta revela que las ganancias por la venta de todo tipo de productos apócrifos en México ascienden a 20 mil millones de pesos anuales 
 

El Informador

En México suman 41.9 millones de consumidores de música, películas, libros, software y obras de arte piratas. Un estudio de la Coalición por el Acceso Legal a la Cultura revela que cerca de la tercera parte de la población mexicana es usuaria de productos apócrifos.

Se trata de la Encuesta para la Medición de la Piratería en México, realizada por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), donde se publica que el producto más pirateado es la música, pues 37.5 millones de personas consumieron este tipo de productos. Sin embargo, un dato novedoso es que 70% de los cibernautas ya descarga canciones de forma ilegal en la red, lo cual significa un mercado de 21.5 millones de personas en la ilegalidad.

El Artículo 424 del Código Penal Federal establece penas de tres a 10 años de prisión y multas de dos a 20 mil días de salario mínimo a quien produzca, reproduzca, introduzca al país, almacene, transporte, distribuya, venda o arriende copias de obras, fonogramas, videogramas o libros protegidos por la Ley Federal del Derecho de Autor sin autorización. Igual pena se impone a quienes sean proveedores a sabiendas de insumos destinados a la producción.

La Asociación Protectora de Derechos Intelectuales Fonográficos señala que la piratería, más allá de atentar contra los productores y titulares de los derechos de autor, afecta a “la economía del país, la creación de empleos, el pago de impuestos, el mercado formal y parte de nuestra identidad cultural. Una cadena de personas que van desde la gente encargada de las grabaciones, los músicos, cantantes, coristas, técnicos, distribuidores, vendedores, empleados de fábricas, programadores y autores, entre otros, se ven seriamente afectados cuando se comparte música en internet o se compran discos u otros formatos con música. Todo esto ocasiona que cada vez existan menos artistas, menos grabaciones y menor oferta de entretenimiento”.

Otros productos apócrifos que también se consumen en el país son libros (con nueve millones de usuarios), software (4.8 millones), fotografías (3.4 millones), pinturas (1.4 millones) y esculturas (un millón).

La encuesta investiga el mercado de los productos físicos y digitales comprados con conciencia de su condición de falsificación y sin tener conocimiento de ello. Fue aplicada del 18 al 20 de marzo de 2017 mediante la aplicación de mil 200 entrevistas a población mayor de 18 años.

Una práctica común
Pese a ser una actividad considerada como un delito, la mayoría de los mexicanos no ve a la piratería como “algo malo”. En resumen, menos de la mitad de los consumidores considera que no es algo negativo.
Sólo el 25% de los usuarios considera esta práctica como “muy mala”.
Estudio de piratería de música, el producto más pirateado; 37.5 millones de mexicanos consumieron este tipo de mercancía en el último año. EL INFORMADOR/Archivo

Ofrecen hasta mil canciones por 250 pesos

Los últimos pisos del Mercado Libertad, por la entrada de Javier Mina, ya son un sitio conocido por los tapatíos. Ahí pueden encontrar películas y música piratas a bajo costo. Muchos de los filmes los tienen antes de que se estrenen en el cine, otro mientras todavía están en cartelera. En la música han migrado de los discos a las memorias USB. Ofrecen hasta mil canciones por 250 pesos.

La piratería se “come” a la industria musical y cinematográfica en México, pues la gran mayoría de su audiencia accede a través de formatos ilícitos, revela un estudio de la Coalición por el Acceso Legal a la Cultura (CALC).

Las cifras de la Encuesta para la Medición de la Piratería en México son reveladoras. Los consumidores de música pirata equivalen al 90% de los 41.7 millones de usuarios de música, mientras que los de películas apócrifas ascienden al 89% de un total de 38.9 millones. En ambos casos se toman en cuenta los formatos físicos y digitales.

Se considera como piratería la producción, almacenamiento, transporte, venta y renta de copias de obras, fonogramas, videogramas o libros sin la autorización del titular de los derechos de autor o de los derechos conexos.

En el caso de la industria musical, la piratería se presenta con más frecuencia en formatos físicos. Un total de 28.2 millones de los usuarios de esta modalidad son consumidores de productos apócrifos declarados. Esto equivale al 89% de un total de 31.5 millones de usuarios de música física.

La problemática se repite en los entornos digitales aunque con menor frecuencia. Los usuarios de piratería de música digital ascienden a 21.5 millones, el 67% de una población de consumidores de 32 millones de personas.

Por su parte, la industria cinematográfica advierte un panorama similar porque, de igual forma, las películas físicas son las mayormente pirateadas. Se considera como consumidores declarados a 29.4 millones de personas (91%). En la web, este número asciende a 14.2 millones de usuarios (57%).

Se estima que los consumidores de música física y digital gastaron 10 mil 77 millones de pesos en el último año.

Los productores de libros pirata acaparan el 50% del mercado de 18 millones de personas, obteniendo ganancias anuales de mil 931 millones de pesos. EL INFORMADOR/Archivo

También adquieren obras de arte y libros apócrifos

Aunque la música y las películas apócrifas son las favoritas de los mexicanos, en el país también se consumen obras de arte, libros y software pirata. La Encuesta para la Medición de la Piratería en México revela que esos mercados ilícitos también tienen millones de usuarios.

Los consumidores de libros pirata acaparan el 50% del mercado de 18 millones de personas dejando ganancias anuales de mil 931 millones de pesos por la compra de ejemplares apócrifos físicos y en formato digital. En la mayoría de los casos, el costo y la facilidad de acceso son los principales factores que detonan su adquisición.

Mientras que en el caso del software, el 51% de sus 9.4 millones de usuarios utilizan productos apócrifos. Este mercado genera ganancias estimadas en 541 millones de pesos anuales.

También se piratean las fotografías. Los consumidores de imágenes falsas equivalen al 26% de los 13.2 millones de usuarios de fotografía.

Por otro lado, tres de cada 10 de los consumidores de pinturas adquieren productos apócrifos tanto análogos como digitales.
En cuestión de las esculturas, las pirata acaparan el 40% del mercado de 2.5 millones de usuarios. Una escultura falsa sería una copia de una efigie reproducida sin autorización del artista que la creó u obras que se hacen pasar por originales. En ninguno de los casos se calculan ganancias.

Aumentan simpatías por el streaming

Por el costo, facilidad, portabilidad y seguridad de los dispositivos, consumidores están dejando la piratería por el streaming. Tapatíos usuarios de productos apócrifos expresaron que en los últimos años han migrado a este tipo de servicios para acceder a música y películas.

Rocío, de 28 años de edad, indica que desde hace tres años no consume ningún producto pirata. Es suscriptora de un servicio de streaming de música y otros tres de películas y series.

“Antes descargaba música a mi celular, algo que hacía antes con otros programas, pero para tener música en mi iPod o en la computadora. Hasta que llené la memoria del celular un día y pensé que sería mejor contratar un servicio porque había muchas cosas que no quería borrar. Ya tenía instalado Spotify”.

Se suscribió a Netflix en 2013 luego de cancelar la televisión por cable y después de varios meses de navegar en páginas más que dudosas. HBO Go lo contrató para ver una serie y el otro, Prime Video, ya venía incluido en una suscripción a un servicio premium de entrega de Amazon.

“Contraté mejor esos, no salen caros y la verdad, la calidad de imagen es superior. Creo que desde hace tres años no consumo piratería. Ni música, ni películas, ni nada. La verdad es que no le veo la necesidad”.

Lupita, de 30 años, acentúa que también ha migrado progresivamente de la piratería al streaming. Durante varios años compró muchas películas apócrifas porque no tenía tiempo de ir al cine.

“A la semana compraba unas siete películas por 100 pesos. Las compraba por el costo, pero más por el tiempo, porque se me hacía más fácil verlas en mi casa en la noche cuando llegaba de trabajar”.

Dejó de comprar películas pirata cuando se suscribió a Netflix hace dos años. “De música ya tampoco compro piratería porque uso Spotify”.

Luis, de 33 años, asegura que ha dejado la piratería para proteger de virus y de programas maliciosos a sus dispositivos. Él utiliza Netflix y YouTube Red.

María, de 32 años, también dejó la música y películas apócrifas por seguridad desde hace un par de años. Es suscriptora de Netflix y Spotify.

Diana, de 23 años, comenta que no consume piratería desde que era adolescente, cuando tenía la costumbre de descargar música en línea. “La verdad dejé de consumirla porque se me hacía más fácil pagar que descargarlo y que mi computadora se llenara de virus”.

Consumidores de piratería han migrado al mercado legal gracias al costo y la portabilidad de los servicios de straming . AFP/Archivo

LA VOZ DEL EXPERTO

“Educar a la gente”

Antonio Sánchez Sierra (del Departamento de Contabilidad del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas)

Al considerar que el combate reaccionario a la piratería es una lucha perdida, el experto considera que tanto los esfuerzos del Gobierno como de las marcas deben concentrarse en “educar a la gente” para que respete los derechos de autor.

“No veo indicios de dónde puedan ganar así para combatir a la piratería en México en todos los sentidos. ¿Cómo pueden salir a presentar denuncias y carpetas de investigación contra todos los piratas, si en México son millones las personas que consumen piratería? Eso es imposible. Los esfuerzos deben ir enfocados en educar a la gente para respetar el derecho de autor, el intelecto y al empresario que invierte millones de pesos en desarrollar sus productos”.

Explica que la alta incidencia de la piratería en México obedece a factores como el escaso poder adquisitivo y al exceso de publicidad de las marcas.

“Existe bastante posicionamiento de marcas de lujo fuera del alcance de cualquier persona. Sin embargo, se ven publicitadas y cualquier persona buscaría tener esos gustos, por lo que recurren a una réplica barata fuera de todo parámetro para sentir que se encuentra dentro de ese nivel de gente con capacidad económica”.

En la música, señala la facilidad de la realización de copias o reproducciones de discos.

Sobre el software, considera que el elevado costo de las licencias es el principal factor.

“Efectivamente se invierten millones de dólares en desarrollar un programa. Recuerdo que cuando llegó el Office a México, lo vendían muy caro; ahorita ya bajó, pero valía más que la computadora. Ahí están mal, hay que adecuarse a los mercados, pero no nos hicieron caso. El resultado fue que muchos cibernautas se metieron a bajar ligas para boicotear el acceso de licencias y se creó una cultura en el ámbito empresarial de software pirata”.

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