Viernes, 31 de Octubre 2025
Cultura | Eduardo Salcido es integrante del grupo Maraventho, cuyo estilo oscila entre la rumba y el flamenco

La música puede transformar emociones”: Eduardo Salcido Ramírez

“El principal obstáculo es el sistema educativo mexicano, no sólo hablando de música, sino de todo lo que es arte”

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO.- Vestido con chaleco abierto y negro, sin playera, con pantalones vaqueros y tenis de tela, Eduardo Salcido se puede identificar fácilmente como músico. Es integrante del grupo Maraventho, cuyo estilo oscila entre la rumba y el flamenco. Foros importantes de la escena local como el Teatro Diana y varios centros comerciales de Guadalajara han recibido a un músico cuya vocación comenzó a una edad muy temprana.

Eduardo, quien cuenta con veintiún años de edad, no recuerda el momento preciso en el que la música “empezó con él”, pero sí una anécdota que le platicó su mamá. “De chico yo tenía unos problemas de crecimiento. Un tío, que fue el que me enseñó a tocar la guitarra, llegó un día a la casa cuando yo era todavía bebé y lloraba todo el día. Mi mamá estaba cansada y mi tío se puso a tocar y a cantar. Dice mi mamá que en ese momento me calmé”. Fue así como él se dio cuenta de que la música “puede transformar emociones, puede transformar ideas y situaciones”.

Eduardo comenzó a tocar el piano más por imposición que por convicción. “Siempre me gustó la música, pero de niño a uno le interesan muchas cosas”. Comenta que estudiar un instrumento de una manera más formal implica tener por lo menos una clase a la semana, una disciplina que no es fácil inculcar en un niño.
“Fue a partir de la secundaria, que es cuando creo que uno sabe más o menos lo que quiere hacer, que decidí que la música iba a ser lo mío.” Al término de la secundaria Eduardo participó en un concurso de canto que se transmitió en el canal cuatro de televisión, aunque antes de eso ya había cursado un taller en lo que era el departamento infantil de música en la Universidad de Guadalajara.

“Ya después entré a la preparatoria y tuve la oportunidad de llevar un nivel de música paralelamente, pero decidí dedicarme de lleno a la preparatoria, porque creo que es algo esencial, así vaya a ser uno escultor o albañil. Después me dedicaría a la música de una manera más formal y seria”.

Los padres de Eduardo nunca se opusieron a la elección profesional de su hijo. “Afortunadamente, con mi familia no hubo obstáculo. Nunca lo hubo y creo que nunca lo habrá. Fue una elección de estilo de vida. Mis papás siempre me han apoyado en cuanto a música se refiere”.

Su estilo de vida musical se expresa en aspectos tan sutiles como la ornamentación de su cuarto. Pintado sobre dos de las paredes, hay un tema musical con un pentagrama que parece doblarse en su curso por la habitación. En un extremo un hombre con una guitarra parece ejecutar dicho tema. Guitarras de diferentes tipos y tamaños cuelgan por arriba del marco de la puerta.

“Creo que el principal obstáculo que me he encontrado es el sistema educativo mexicano, no sólo hablando de música, sino de todo lo que es arte. Estamos en un nivel pobre. Pobre en toda la extensión de la palabra, con poco o nulo compromiso como sociedad o como nación de crear individuos cultos”.
Eduardo dice que mucho depende del esfuerzo que realice uno, pero afirma que pudo haber desarrollado mejor sus capacidades musicales si hubiera nacido en otro contexto, en una situación en la que tuviera acceso a buenas instituciones educativas.

— ¿Qué es la música para Eduardo Salcido?
— Esa es una buena pregunta. Bueno, en ese tipo de preguntas es difícil no sonar trillado o repetitivo, pero yo pudiera decir que la música es una forma de expresión muy viva, pero es instantánea, es momentánea, la música es un suspiro, es un instante, no te permite corregir, no te permite cambiar, no te permite desdecir lo ya dicho en el instante, es un arte que se vive en el instante y permite, por medio de ondas, por medio de fuerzas, por medio de vibraciones transmitir lo que tú llevas dentro. Es toda una forma de pensar, toda una forma de vivir, pero sobre todo es una forma de ser; yo creo que pueden quedar cortas las palabras, pero para mí la música es mi forma de vida, es mi forma de expresión y es mi forma de, ahora, mi convivencia con los demás”.


EL INFORMADOR/ITESO/David Eduardo Morales Barba

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