Viernes, 19 de Abril 2024
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Jalisco

Buscan padrinos para ayudar a más pobres alimentarios

El apoyo consiste en 300 pesos mensuales, que son dirigidos a los hogares más vulnerables

El Informador

Entre los beneficiarios del Banco Diocesano de Alimentos hay casos de personas que no cuentan ni con los recursos para la cuota de recuperación de las despensas que entregan. Éstos usualmente son identificados por los trabajadores sociales del organismo porque se dan cuenta de que no van a recoger los víveres. Es cuando se busca integrarlos al programa “Uniendo Manos”.

"El alimento no se lo regala el banco, se lo regala un padrino, pero ese padrino por 300 pesos al mes se conecta con su familia apadrinada. Si le interesa puede visitar la familia y preguntarle en qué condiciones se encuentra".

Éste consiste en vincular a las personas en pobreza alimentaria con benefactores o padrinos que contactan al Banco Diocesano y se ofrecen a pagar el costo de los alimentos durante un periodo de seis meses, explica su director, Héctor Ferreiro Díaz.

“El alimento no se lo regala el banco, se lo regala un padrino, pero ese padrino por 300 pesos al mes se conecta con su familia apadrinada. Si le interesa puede visitar la familia y preguntarle en qué condiciones se encuentra”.

Hay casos, explica, donde el padrino se da cuenta de la precariedad de las familias. Por ejemplo han visto que duermen en el suelo o no cuentan con lo básico, por lo que deciden obsequiarles medicamentos, enseres, etcétera.

Estos casos usualmente son documentados por un canal de televisión con el que el banco tiene un vínculo; es a través de sus programas cuando los benefactores ven a las familias vulnerables y deciden apoyarlas.

Así, durante seis meses en promedio se integran a estas familias y se les visita al final para verificar si ya solucionaron su situación; de lo contrario, se les considera para buscarle un apadrinamiento más.

Actualmente hay 240 familias que se benefician del programa “Uniendo Manos”. “Queremos llegar a las 500. Ese producto que le hacemos llegar a las comunidades no es gratis, no lo regalamos, hay que pagar una cuota de recuperación para que el banco siga trabajando. Esa cuota de recuperación, de acuerdo con la Ley, no excede el 10% del valor del producto en el mercado, esto quiere decir que si yo llevo una despensa a la comunidad y de la cuota son 100 pesos, esa canasta equivale a mil pesos si la hubiera comprado en el mercado”.

Todo inició en el Mercado de Abastos

La historia del Banco Diocesano de Alimentos comenzó en el Mercado de Abastos, a inicios de la década de los noventa, después de que uno de los empresarios advirtió la gran cantidad de productos que se desperdiciaban y que aún podían ser consumidos. Con un contexto de pobreza alimentaria en todo el país se decidió hacer algo. “Fue una iniciativa de empresarios en el mercado. Ricardo Bon junto con el señor Everardo Cornejo y Luis Adolfo Orozco, al darse cuenta de que había mucho desperdicio en el Mercado de Abastos, vieron que iba gente a sacar de la basura comida para sobrevivir. Coincidieron en que no era posible tirar todo ese alimento habiendo tanta necesidad”.

La idea fue fundar en 1991, junto con Cáritas de Guadalajara, el Banco de Alimentos. Primero, en bodegas del mismo mercado para entregar víveres a orfanatos y asilos, por ejemplo. “Iban y recolectaban en bodegas ese alimento, el que ya no iba a ser comercializado porque estaba en etapa de maduración avanzada, pero todavía era muy apto para el consumo humano”.

Posteriormente se percataron de organizaciones civiles y comunidades con necesidades de alimentación, por lo que en 1996 emigraron a unas bodegas en la Colonia Morelos y, en 1997, se constituyó como Banco Diocesano de Alimentos Guadalajara.

Los asociados se dieron cuenta de que también se desperdiciaban alimentos en huertas y campos cerca de la ciudad, en panificadoras y en tiendas de autoservicio, que también comenzaron a proveerles con donativos de productos que se dejan de comerciar, tales como alimentos enlatados con envases golpeados.

Y tenían que asegurarse de que las personas a las que les entregaran los alimentos realmente los necesitaran, por lo que hicieron visitas a comunidades en colonias de la periferia de la urbe y levantaron estudios socioeconómicos de los beneficiarios.

Respaldan a 25 mil familias

Juana María y su marido son de la tercera edad. Aunque actualmente ya no tienen hijos para mantener también se les acabaron las oportunidades de trabajo, por lo que aceptaron de inmediato la invitación de ir por las despensas. “Nomás somos yo y mi esposo, pero ya estamos grandes, ahorita nomás hace detallitos y eso… era albañil, ayudante”.

Ella es una de las personas beneficiarias del Banco Diocesano de Alimentos, que actualmente apoya entre 105 mil y 110 mil personas en más de 250 comunidades, principalmente en colonias en la periferia de la Zona Metropolitana de Guadalajara, donde atienden a unas 25 mil familias en promedio, estimó Héctor Antonio Ferreiro Díaz, director de la asociación.

Las despensas, que se venden a un costo de recuperación de aproximadamente 10% de su valor, son entregadas una vez cada 15 días a cada comunidad. Para armarlas en el Banco reciben alrededor de mil 300 toneladas de alimentos cada mes.

“Es aproximadamente 70% de fruta y verdura, y un 30% de abarrote y lácteos. Alguna empresas de carnes frías y embutidos nos llegan a donar salchicha, jamón, yogur, queso; abarroteras nos donan muy poco, lo que rescatamos de tiendas de autoservicio”.

La canasta básica que entregan, acentuó Ferreiro, debe ser completada con víveres que ellos deben comprar con recursos de la cuota de recuperación y donativos de particulares o de programas de Gobierno, como frijol, arroz, azúcar, sal, soya, lentejas y demás.

Alistan prueba piloto

La labor del Banco Diocesano de Alimentos no se limitará sólo para proveer de comida a las personas de escasos recursos, sino que ahora iniciará un proyecto para el que las familias puedan salir de la pobreza extrema.

El programa piloto comenzará tentativamente en julio y consistirá en apoyar a 75 representantes de la misma cantidad de familias con capacitación, la cual será “donada” por empresas aliadas con el banco. La primera será Cemex.

Las personas que se capacitarán durante seis meses serán de preferencia los que se hacen cargo de las familias. Ellas mismas eligen la especialización, como aprender un oficio o emprender un negocio.

“Es un modelo de graduación de la pobreza, queremos que las personas ya no dependan de nosotros, no pueden salir de su situación y necesitan otra vez de nuestra ayuda, entonces tiene que ser alimento para el desarrollo nuestro nuevo modelo”, indica Héctor Ferreiro Díaz.

Tras la capacitación se les ayuda a integrarse al mercado laboral o para emprender un negocio al contactarlas con empresas especializadas en capital semilla. Se pretende que el tiempo de seguimiento sea de unos dos años.

El modelo fue tomado de la organización BRAC (Construyendo Recursos entre las Comunidades, por sus siglas en inglés) en Bangladesh, donde se ha apoyado a más de 20 millones de personas para salir de la pobreza.

El programa piloto será lanzado en la comunidad de Las Pintitas, en San Pedro Tlaquepaque. Los detalles sobre las especializaciones y definir si se requerirá de una aportación están por concluir.

GUÍA
Entregan apoyo a domicilio    

Cualquier persona puede solicitar al Banco Diocesano de Alimentos que acuda a su comunidad a repartir despensas a bajo costo, indica Marcela García de Anda, gerente de desarrollo social.

"Somos una asociación de beneficencia que apoyamos a familias en pobreza extrema con despensas de alimento rescatado".

“El único requisito es que nos convoquen un mínimo de 100 familias para hacer la convocatoria. En esa reunión informativa se les enseña una despensa muestra, se les platica que somos una asociación de beneficencia que apoyamos a familias en pobreza extrema con despensas de alimento rescatado”.

Lo ideal es que sean más de 100 familias, puesto que también deben pagar el flete de la camioneta que lleva el alimento.

Por ejemplo, si el traslado cuesta 800 pesos, cada familia paga ocho pesos adicionales al costo de la despensa; sin embargo, si sólo son 50 familias, deberán pagar el doble.

Los trabajadores sociales aplican estudios socioeconómicos a las familias para saber cuántas se integran. “Si arroja que no tienen necesidad del apoyo, la gente queda fuera”.

VOCES
Recibe beneficios y apoya al comité

Aurora Martínez se acercó por la invitación de una amiga al Banco Diocesano de Alimentos hace unos ocho meses, tiempo en el que comenzó a pagar por sus despensas: unos 100 pesos cada 15 días; sin embargo, no pasó mucho antes de que un evento la imposibilitó de pagar incluso eso.

“Desgraciadamente al mes de que empecé a venir me mataron a uno de mis hijos, al más grande”.

Su compañera le aconsejó que hablara con el trabajador social de su comunidad, que la propuso para obtener despensas gratuitas puesto que el hijo mayor era el que le ayudaba a pagar el sustento. “Empecé a ser beneficiaria y empecé a ayudar en el comité del banco”.

Con cuatro hijos menores, actualmente no tiene muchas opciones de ingresos. “Los fines de semana yo limpio parabrisas en Lázaro Cárdenas y Gobernador Curiel… a veces en Colón y Lázaro Cárdenas”.

La despensa es un gran apoyo para ella para subsistir a los demás gastos, que incluyen los útiles de dos hijos, una cursa la secundaria y otro la primaria.

Ella es también una de las 75 personas interesadas en adherirse al programa de capacitación para el empleo. “Me gustaría mejorar para darles un mejor apoyo a mis hijos, porque sí se me hace difícil para la niña de la secundaria”.

El oficio “no importa, el negocio que fuera, de todo sé hacer, sé cocinar, sé vender productos, lo que sea, lo que me pongan”.

CIFRAS 2017
Bancos de Alimentos en México

53 bancos.
128,045 toneladas acopiadas.
6’939,747 paquetes alimentarios.
24,436 voluntarios.
1,186 colaboradores.

¿Cómo se conforma el Banco de Alimentos en Jalisco?

120 voluntarios.
85 empleados.
110 mil personas son las actuales beneficiarias.

CONTACTO

El teléfono para solicitar la presencia del Banco Diocesano de Alimentos es el 3810-6595.

Preparan plataforma digital para donar

El Banco Diocesano de Alimentos alista una aplicación para los teléfonos móviles, a través de la cual los productores podrán donar alimentos de forma  más rápida para que sean mejor aprovechados, informa Judith Estrada, coordinadora de la asociación civil.

"Con la aplicación, desde el teléfono vas a poder localizar dónde están las cosechas y los agricultores que, por las condiciones del precio del mercado, no van a poder vender".

“Va a ser una aplicación que desde el teléfono vas a poder localizar dónde están las cosechas y los agricultores que, por las condiciones del precio del mercado, no van a poder vender. Normalmente lo dejan, se echa a perder y es un mal para la tierra”. Un agricultor podrá entonces solicitar que vayan por ciertas toneladas de un producto determinado.

La aplicación se desarrolló durante dos años de manera conjunta con el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado y la Secretaría de Desarrollo Social.

TELÓN DE FONDO
El primero de una red nacional

El Banco Diocesano de Alimentos fue pionero en su tipo como asociación civil en el país, donde existe ahora una red de 53 organismos. Los fundadores entraron en pláticas con empresarios de Monterrey, del Estado de México y otras Entidades donde se vio la posibilidad de rescatar alimento para llevarlo a la gente que más lo necesita. Primero se llamó Asociación Nacional de Bancos de Alimentos; hoy es Bancos de Alimentos de México.

“Fue el primer banco, de hecho funcionó como banco escuela para todos los bancos de la República Mexicana, incluso para todo Latinoamérica. Vino gente de Colombia, de Ecuador, de Argentina…”, detalla Héctor Ferreiro.

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¿Apoyaría a familias de escasos recursos para adquirir despensas a través del Banco Diocesano de Alimentos?

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