Viernes, 19 de Abril 2024

Volgogrado, ciudad de héroes

La antigua stalingrado, reconstruida de sus cenizas tras la Segunda Guerra Mundial, es también una de las joyas turísticas y culturales de Rusia
 

Por: El Informador

Es una antigua fábrica de harina, convertida hoy en un gigantesco museo que honra a los caídos durante la Segunda Guerra Mundial. ESPECIAL/ PIXABAY

Es una antigua fábrica de harina, convertida hoy en un gigantesco museo que honra a los caídos durante la Segunda Guerra Mundial. ESPECIAL/ PIXABAY

Todas las ciudades rusas tienen una larga historia, pero en el caso de Volgogrado, su gesta está escrita con la sangre de sus héroes. Aquí se llevó a cabo una de las mayores batallas de la Segunda Guerra Mundial, donde el Ejército Rojo paró en seco a las tropas alemanas del III Reich, en una feroz lucha que prácticamente barrio cada calle de la urbe.

Pero vamos un poco atrás. Nacida con el nombre de Tsaritsyn en 1589, la urbe fue levantada por orden de los zares rusos para funcionar como una fortaleza defensiva del Sur del imperio. Para finales del Siglo XIX, ya era uno de los centros comerciales más destacados de Rusia.

La tranquilidad relativa de la ciudad se acabó con la entrada del Siglo XX. En 1919, los bolcheviques la capturaron y la bautizaron en honor de quien los condujo a aquella conquista: Stalin.

Ya como Stalingrado, la ciudad creció de forma acelerada al ser un punto ferroviario, comercial y fluvial de importancia estratégica. Esto motivó a que los nazis se fijaran en la metrópoli como un punto de conquista clave durante su invasión a la Unión Soviética.

Entre junio de 1942 y febrero de 1943, la ciudad fue testigo de una brutal batalla entre los dos ejércitos. A un costo de vidas enormes, los soviéticos detuvieron al ejército alemán y comenzaron a hacerlos retroceder. Fue el principio del fin para los nazis.

Desde 1945, la ciudad adquirió la condecoración de “Ciudad heroica”, aunque pasarían varios años antes de que pudiera considerarse “ciudad” a los escombros que dejó la batalla. Pero cuando terminó su reconstrucción, ya se había ganado un lugar en los libros de historia.

A fines de 1950 la Unión Soviética enfrentó una etapa de “desestalinización”, y eso implicó que la urbe fuera rebautizada como “Volgogrado”. Curiosamente, eso le afectó en lo turístico, pues su nuevo nombre no le dice nada a los visitantes.

Hoy, Volgogrado es una ciudad orgullosa de su pasado. Los monumentos que honran la resistencia del ejército y ciudadanos durante la Segunda Guerra Mundial poseen un gran valor simbólico, al tiempo que son un recordatorio de que el pueblo ruso no conoce el significado de la palabra “rendición”.

Los sabores de la ciudad

Al ser un punto comercial clave en Rusia, no es extraño que la cocina de Volgogrado sea de lo más variado.
Para quienes busquen descubrir la sazón local, vale la pena visitar el Café Marusya (calle Alleya Geroev 1), cuyas recetas rusas son muy celebradas entre los comensales. ¿Recomendación? El Pollo Kiev, con el sazón de esta nación euroasiática.

También aquí encontrarás buenas cerveza, ¡y qué cerveza! En Bamberg (calle Sovetskaya 20) hay una fábrica de esta bebida artesanal, con un toque alemán que simplemente la vuelve un tesoro. La cocina también es de corte bávaro, por lo que abundan diferentes tipos de salchichas y ensaladas agrias en el menú.

Para un buen servicio, con música y ambiente de fiesta, la recomendación es darse una vuelta por el Harat’s Irish Pub (calle Kommunisticheskaya 6D). Como su nombre lo indica, aquí está el sabor irlandés que tanto gusta en Europa, sobre todo a la hora de disfrutar de un buen trago. Ojo con las promociones, pues suelen atraer a tantos clientes que el lugar se llena de inmediato.

DR

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