GUADALAJARA, JALISCO (21/ENE/2017).- Cuando se es un diamante en bruto, no es necesaria una revolución para hacerlo mejor. De esto se dio cuenta Audi, que tal vez decepcione a los que esperábamos una mudanza estética más fuerte, pero lo compensa con creces con las virtudes que ponen la Q5, en nuestra opinión, como la mejor de su segmento.Presentada en el Salón de París de septiembre pasado, la Q5 que tuvimos la oportunidad de conducir esta semana entre Puebla y Veracruz, ya está construida en la flamante fábrica de la marca en San José Chiapa, Puebla, misma que impresionó a todos los invitados durante un recorrido, por la tecnología y atención al detalle que se aplica en la producción.Basada en la plataforma MLB, la nueva Q5 llega la siguiente semana a los distribuidores Audi que ya cubren casi todo el país con cuatro versiones: Dynamic; Select; Elite y S-Line. Todas comparten el mismo motor de cuatro cilindros; 2.0 litros turbo; con 252 caballos de fuerza, caja automática S-Tronic de 7 velocidades y tracción integral Quattro. Al final del año llegará la SQ5, con motor V6 de 354 HP.Por supuesto que lo primero que percibimos al subirnos a una Q5 2018 es la calidad del interior. Plásticos de primer nivel; madera; aluminio; alfombra; telas y cueros forman un ambiente tan agradable que lo difícil será bajarse de él. Esto es cierto al menos en las versiones superiores, puesto que a la básica que costará 699 mil 900 pesos, le faltan detalles que nos parecerían importantes en un auto de ese nivel de precio. Por ejemplo, en las dos primeras las bolsas de aire traseras son opcionales. También hay que pagar extra si se quiere el llamado Virtual Cockpit, el sistema de control MMI o la cámara de reversa. Al igual que el Android Auto y el Apple Car Play, ninguno de esos equipos mencionados son de serie antes de la versión Elite, que ya cuesta 869 mil 900 pesos. La verdadera Q5, empieza ahí.Magnífico manejoEs en la carretera donde la Q5 encuentra su mejor ambiente. Porque su motor muestra la elasticidad debida, con fuerza suficiente para incorporarse a los carriles al entrar en ella o hacer los rebases cuando sea necesario. La caja automática se lleva de maravilla con la máquina, encontrando siempre la forma y el momento correctos para dar desempeño o confort. En ciudad, ya se percibe un viejo conocido de la Q5: el turbo lag, es decir, la demora para que las turbinas entren en acción y manden la fuerza a las cuatro ruedas.En las versiones más caras, con suspensión adaptativa, se pueden elegir entre varios modos de conducción, que pueden ser tan tranquilos como se quiera o tan deportivos como el piloto se atreva. Hay que decir que el límite de la Q5 es muy alto, dejándonos pensar que estamos al mando de un sedán -dinámicamente hablando- pero con la ventaja de la altura.
