Viernes, 29 de Marzo 2024
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Marichuy y Margarita

Por: Diego Petersen

Marichuy y Margarita

Marichuy y Margarita

Todo parece indicar que las únicas mujeres candidatas a la Presidencia de la República serán la candidata del Consejo Nacional Indígena, Marichuy Patricio y la tránsfuga del Partido Acción Nacional (PAN) Margarita Zavala. Lo único que tienen en común, y no es poca cosa, es que ambas son mujeres en un mundo que hace todo para que no estén, y que ambas serán candidatas, si logran las firmas, por la vía independiente. Lo que une a Marichuy y a Margarita es su condición de mujeres y probablemente el que ambas serán candidatas. 

De ahí en fuera no podrían ser más distintas. La candidata indígena viene de una familia marginal del Sur de Jalisco y tuvo que salvar todo tipo de obstáculos para poder estudiar. Margarita es una mujer profesionista, hija de profesionistas, que estudió en la escuela Libre de Derecho en la Ciudad de México. Marichuy es precandidata por la vía independiente porque una asamblea de pueblos originarios la eligió para representar la agenda indígena y de las mujeres en la contienda de 2018; Margarita lo es porque su partido no quiso, por las razones que sean, someterse a los tiempos y condiciones que ella marcó. Pero la principal diferencia estriba es que Marichuy no compite para ganar la presidencia: ni la quiere ni la busca, su objetivo es aprovechar la campaña para colocar el tema indígena y de género en la agenda nacional. Margarita Zavala quiere el poder, pero al día de hoy no sabemos para qué, pues ha sido incapaz de presentar una agenda mínima de país. Esta es quizás la mayor y más profunda de las diferencias.

Soy un convencido que lo mejor que le podría pasar al país es tener una mujer presidenta, alguien que nos saque de la lógica machista con la que hemos enfrentado el problema de la violencia; alguien que entienda las prioridades de una forma distinta; que nos libere de la tiranía de los indicadores macroeconómicos como obsesión, del pensamiento único de los economistas formados por los mismos para hacer lo mismo. Ninguna de las dos candidatas representa esta opción: Marichuy porque ni quiere ni puede, su agenda y sus capacidades están en otra parte. Margarita porque no ha logrado o querido desprenderse de lo que representa el calderonismo. 

Lo más grave es que Marichuy y Margarita están ahí porque en los partidos políticos no hay espacio real para las mujeres. En sus estatutos todos hablan de la igualdad y en la práctica la desprecian. Ahora sí que, parafraseando al doctor Rodríguez Lapuente, en los partidos se vive un feminismo teórico y un machismo práctico.

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