Jueves, 25 de Abril 2024

LO ÚLTIMO DE Ideas

Ideas |

Infinita tristeza

Por: Carlos María Enrigue

 El temblor del día martes nos dejó a todos con el corazón partido. Nací en el año de 1981 por lo que no recuerdo nada del temblor del 85, según dicen fue peor, pero llevo sin poder concentrarme desde que comencé a ver imágenes y a enterarme de los dramas que están viviendo nuestros hermanos mexicanos.

    No puedo concentrarme porque estoy profundamente triste de enterarme de cada nueva historia, de cada nuevo drama personal. Porque, por más que uno en apariencia suspira calmado al entrarse que sus amigos y familiares en los lugares afectados están bien y no sufrieron mayores pérdidas, sabe que alguien no tan lejos está llorando a un muerto, está herido en algún hospital, tiene algún familiar perdido o ha visto su patrimonio desvanecerse en cosa de minutos.

    Resulta imposible no tocarse por la desgracia que viven, no lamentar a esos niños que estaban tomando clase como cualquier otro día. Esos niños, los papás de esos niños. No puedo dejar de pensar en ellos, en lo que están sufriendo, en lo que se dijeron esa mañana de forma tan cotidiana al salir a estudiar.

    No puedo dejar de pensar en los retratos de niños recogidos por extraños, que al verlos vulnerables se echaron encima el complejo trabajo de guarnecerlos mientras buscan a algún familiar y evitan que los más inocentes acaben en manos de hijos de perra.

    No puedo dejar de pensar en la gente que, dejando todo atrás, pasa largas jornadas buscando – sin tener el menor entrenamiento u obtener beneficio alguno – cómo es que pueden ser útiles para alguien más. Cómo pueden dar lo que sea, bienes, dinero, tiempo, material, sudor, el propio riesgo de la vida por estar en áreas tan peligrosas como los lugares donde se practican los rescates.

    Y es que por más que haya desgracias constantes en el país y en el mundo, esta en particular hizo que sintiera un dolor particular, pues sin que los afectados tengan mayor ni menor valor que otros que padecen, este temblor despertó una infinita tristeza, un duelo serio del cual no me puedo deshacer.

    Cada quién ayudará como quiera y pueda, se obtendrán nuevas lecciones que quizá en el futuro ayuden a que estos sucesos tengan menor impacto en pérdidas de vidas y de daños, pero hoy, lo que es hoy no veo que se respire otra cosa que tristeza.

    Me gusta que esta tristeza vaya acompañada de acción, de determinación y de valentía por resolver los más problemas posibles, me gusta ver que no vamos a dejar a nuestros hermanos solos, me gusta saber que nuestro país mostrará su cara más generosa y solidaria.

    Mantengamos el esfuerzo y no olvidemos jamás a quienes murieron antier.

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones