Hemos cruzado tantas líneas que nunca debimos trazar desde el principio. Nos permitimos como sociedad ser sólo un poco corruptos. Mentir sólo un poquito. Golpear sin dejar marcas. Burlarnos porque se trataba de un juego. Frente a la corrupción, la violencia y la mentira no deben establecerse límites permitidos, son un paso que no se debe dar.Establecimos un tabulador de lo prohibido donde el engaño se deja pasar. Trazamos líneas donde no deberían existir matices. Justificamos robarle al que más tiene porque se trata de quitarle tan sólo “un pelo a un gato” o regatearle al artesano porque eso que hace no es trabajo.Hemos trazado líneas de buenos deseos para borrarlas justificando un fin personal. Para permitirnos agredir anteponiendo un “con todo respeto” o señalar sin tener pruebas ya que al final lo que no mancha tizna.La clase política de este sexenio y de gobiernos anteriores son espejo de todos los límites que nos hemos permitido rebasar. Como sociedad los hemos ratificado con votos. Lo soslayamos con el silencio cómplice de quiénes nos hemos visto favorecidos por un sistema fallido. Y lo hemos dejado pasar guardando las denuncias por temor, apatía o conveniencia.Por eso no es de extrañar que algunos políticos se atrevan a disfrazar actos de corrupción como simples aportaciones o retener el 10% del salario de los trabajadores para un partido político y que no existan consecuencias. Hemos cruzado esa línea donde el reflejo parece ser la realidad y nuestras caras la imagen que desaparece. Hemos cruzado esa línea roja donde la tragedia es una estadística y la mentira un discurso que llena plazas. Si seguimos callando y concediéndole espacio a la mentira, no tarda el mentiroso en empujar la línea unos metros más adelante cada mañana, hasta que la verdad no encuentre cabida. @JoseiRasso
