Jueves, 28 de Marzo 2024

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Cien años

Por: Luis Jorge Cárdenas Díaz

Hoy se cumplen cien años de vida de EL INFORMADOR, se dice fácil pero no lo ha sido, sortear todas las vicisitudes por las que pasó a través de los años. Desde su nacimiento en 1917, año en que se instituyó con Venustiano Carranza un Gobierno más estable amparado en la Constitución del 5 de febrero, que sirvió de guía y cimiento de una democracia a la que todavía estamos aspirando para perfeccionarla y liberarnos de gobiernos que, con una máscara u otra, se visten con piel de oveja y todo hacen menos gobernar a un pueblo ansioso de tranquilidad, de paz de armonía, de igualdad de oportunidades. Siguen vigentes las aspiraciones de vivir sin miedo, sin angustias económicas, con las más elementales necesidades cubiertas, de trabajo, vivienda, educación y salud.

Pasó EL INFORMADOR por la época del caudillismo en la que un presidente mataba al anterior para ponerse en su lugar, hasta que llegó Lázaro Cárdenas y en lugar de matar a Plutarco Elías Calles, lo expatrió. Se terminó el Gobierno de los generales con Manuel Ávila Camacho, se inició la de los abogados y tecnócratas y EL INFORMADOR seguía incólume sin faltar a sus principios originales que le inculcaron al nacer: decir la verdad cuando se haya confirmado; no hacer amarillismo ni propagar rumores para fomentar la venta. Bastante asustada está la población con la creciente delincuencia para recrear las noticia alarmantes.

El uso adecuado de la libertad de expresión ha sido uno de sus baluartes que a través de sus cien años tuvo que soportar presiones de gobiernos que trataron de darle línea a la prensa. Las cabezas de ocho columnas tenían que estar en Gobernación antes de las 12 de la noche. 
En más de 36 años de escribir esta columna cada semana, jamás se me ha prohibido tratar ningún tema. Con satisfacción se ha visto que la enérgica protesta nacional, a la que nos unimos, en contra la abuso en el gasto de los partidos políticos ha dado resultado y ahora  aceptan renunciar al subsidio oficial. 

Todavía quedan muchas batallas pendientes, hay que seguir luchando para comentar las causas que mantienen a más de la mitad de la población en la pobreza y la ignorancia. Hay que combatir el populismo, la corrupción, la delincuencia, hay protestar contra el abuso del gasto público en publicidad y demás lacras. Falta todavía mucho tiempo para que la prensa impresa desaparezca, seguiremos contando con EL INFORMADOR disfrutado del embriagante aroma de la tinta y el papel para aportar nuestro esfuerzo y tengamos una vida mejor, sin delincuencia, sin pobreza, con salud, con bienestar, con educación, con gobiernos honrados y trabajadores, dedicados a la noble labor de mejorar a la población. ¡Larga vida a EL INFORMADOR!

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