Jalisco tiene un peso importante. AMLO es y ha sido un formidable aspirante a la Presidencia, sobre todo en la fase de candidato y en las primeras etapas de su campaña, cuando cobra una fuerza inusitada y se perfila para ser el ganador. Sin embargo, quizás producto de la misma euforia que le provoca ir en los primero lugares, se ensoberbece y avienta un comentario por demás inoportuno que le cuesta los votos suficientes como para perder la elección. Así ocurrió en el 2006, cuando iba como “en caballo de hacienda”, y en esa emoción dijo el famoso: “Ya cállate chachalaca”, dirigido al entonces presidente Fox. Buena parte del electorado no le perdonó que por mucho que era criticable el presidente, AMLO estaba atacando a una institución; un hombre que aspiraba a ser esa institución. Perdió fuerza y por un estrecho margen perdió ante Felipe Calderón. En el más puro lenguaje del futbol, y en referencia al equipo Cruz Azul que suele llegar brillantemente al final del torneo o de un partido, y ya cerca del momento cumbre o se desmorona o comete errores que lo pierden, se forjó el verbo ya popularmente aceptado de “cruzazulearla”. Y es que en su reciente visita a Jalisco, y cuando hoy por hoy AMLO es el candidato más claro y perfilado a la presidencia, se le ocurrió arremeter contra Enrique Alfaro, llamarlo “populista”, e incluso acusarlo de tener acuerdos y pactos con el gobernador Aristóteles Sandoval e incluso con Carlos Salinas de Gortari. Seguramente estaba muy irritado, más bien despechado, porque si en algún momento Alfaro se enorgullecía de ser discípulo de AMLO, y haberle aprendido mucho de lo que sabe, el jalisciense ya se desmarcó y no va con Morena en el Estado, y por lo tanto ese partido tendrá poco eco en Jalisco en la elección presidencial. El error de AMLO, en su soberbia, fue tocar al que hoy es el político predilecto de los jaliscienses, que le perdonan incluso sus modos bruscos, sus desplantes soberbios y su forma de arremeter contra quienes considera sus enemigos, entre quienes puede haber periodistas o jefas de colonia de Guadalajara. AMLO se equivocó al pretender desprestigiar en este momento a Alfaro, porque al actual alcalde de Guadalajara se le perdona todo en aras de una renovación, oxígeno y frescura en la forma de gobernar Jalisco. Jalisco es la cuarta Entidad en electores y votos a nivel nacional. Ha sido determinante para que candidatos como Calderón o Peña Nieto ganaran sus respectivas elecciones. Y AMLO ya lo perdió. Desde ahora lo decimos, con ese tipo de arranques innecesarios y viscerales, el candidato eterno la está “cruzazuleando”, y eso le va costar la elección del 2018.
