Temporada de zopilotes
La clase política y gobernante de Morena, ha acusado a la oposición de orquestar campañas “negras y sucias” en su contra, así como de “enviar espías” para fotografiar y documentar sus viajes de lujo al extranjero organizando campañas de linchamiento mediático. La gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, ha dicho que vivimos una “temporada de zopilotes” que van contra la Presidenta Sheinbaum y también contra de ella y muchos personajes políticos de Morena, mismos que han desatado polémica por los lugares en los que han decidido vacacionar en este verano o por los artículos de lujo que portan en su vestimenta.
Espías, ruines y zopilotes; todo eso somos quienes nos hemos atrevido a cuestionar o por lo menos a mostrar cierto grado de indignación por la incongruencia discursiva de quienes hoy forman parte de Morena y que en el pasado, criticaban a la clase política del PRI o del PAN por el dispendio y el lujo. Hoy hasta el mismo Fernández Noroña (defendiendo sus viajes a Francia y Roma) se ha atrevido a preguntar ¿quién dice o determina qué es y qué no es el lujo? De entrada, el lujo se define en el diccionario como abundancia, suntuosidad y comodidad por encima de lo normal; sin embargo, el lujo en este país se define a partir de categorías de superioridad que se han asociado al puesto político que se ostenta y que conlleva vivir desde el privilegio. Pero entonces, Noroña nos volvería a preguntar, ¿quién determina qué es el privilegio?
Desde una perspectiva de desigualdad, el privilegio se refiere a las ventajas y beneficios que obtienen ciertos grupos sociales por encima de otros y que les otorgan un acceso preferencial a recursos, poder y oportunidades. La cultura del privilegio naturaliza las desigualdades y al mismo tiempo, se convierte en una práctica de discriminación que mina la convivencia y la cohesión social. Claro, Noroña podría increparnos y seguir afirmando, “es que los viajes y las vacaciones no son un privilegio, sino un derecho”, y sí, en cierto sentido tiene razón. Pero la diferencia entre derechos y privilegios es que los derechos son universales y nos pertenecen a todas las personas sin discriminación alguna.
Nuestro problema como país, es que la cultura del privilegio se ha cimentado a partir de una falsa noción del lujo y el dispendio que se asocia al poder y al dominio jerárquico, y quienes en este país tienen poder, son la clase política y algunas élites del sector empresarial. El problema de la cultura del privilegio que ostentan algunos personajes de alto poder de Morena, es que ésta se fundamenta en la incongruencia con relación a los principios de austeridad republicana plasmados por su partido, es decir, se volvieron rehenes de la austeridad. Otro problema es la forma de visibilizar sus privilegios desde ese poder unívoco y magnificente que han decidido ejercer desde que inició este nuevo período de Gobierno.
No es que vivamos en temporada de zopilotes. Tampoco es que vivamos en medio de un ejercicio periodístico que es “miserable” por cuestionar a la clase política en torno a la violencia como lo dijo la gobernadora Nahle. Nadie quiere comerse vivos a los políticos, solo queremos que aprendan a vivir de acuerdo con el común de las y los mexicanos, que sean congruentes con los principios de austeridad que determina su partido y que necesitamos como sociedad.
La Presidenta Sheinbaum, ha dicho que cada persona es responsable de decidir sobre sus vacaciones, pero también reiteró que las personas de su partido, tenían que demostrar que vivían en la justa medianía. Incluso, refirió la urgente necesidad de mantener congruencia y de ejercer el poder desde la sencillez y la humildad. Una y otra vez, ha tenido que recordarles a los altos mandos de Morena cuáles son los principios de su gobierno y los de su propio partido. Parece que pocos la escuchan.
La incongruencia es lo que está en el centro de la discusión. Los zopilotes no somos nosotros, son ellos mismos peleándose el poder y el dominio entre sí pagando sus “cuotas de humillación”, como escribió Andy López Beltrán justificando su viaje a Japón. Y sí, le digo Andy, porque para nombrarse Andrés Manuel, le hace faltan décadas de humildad. Morena está atrapado en el fango de sus propias incongruencias. Quizá el fetiche de Morena, esté asentado en el privilegio republicano. Su opulencia, es sencillamente ofensiva.
ierika.loyo@udg.mx