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Recuperar la credibilidad en los políticos

Una variable importante que está actualmente en juego es el posible voto de todos los que apoyaron a AMLO durante muchos años y están dolidos y enojados con él porque no les cumplió lo que les había prometido. Parece que no, pero pueden ser muchos los que se la rifaron por años con diversos apoyos y finalmente no han recibido nada de lo que esperaban. El voto de castigo, mezclado con resentimiento, también puede ser una variable que haga su presencia el día de las elecciones. Y es que los políticos que padecen de neurosis del poder con narcisismo y megalomanía no tienen la claridad de pensamiento y el compromiso para pensar por los demás, especialmente a los que lo apoyaron durante mucho tiempo. Se les olvida y ya ni los toman en cuenta; fueron instrumentos útiles en su momento y después “ya ni me acuerdo de ustedes”.

Es una variante del voto de castigo, que es difícil de pronosticar y predecir porque se encuentra en lo oculto de la misma mente del votante. Sabe que en parte lo han desilusionado y hasta quizá traicionado; pero aún no ha definido bien si le va a afectar en su decisión final, ya frente a la misma boleta. Ustedes imaginen qué harían si se ponen en los zapatos de un militante de Morena, que durante años le trabajó en serio y con mucho sacrificio al partido, esperando alguna recompensa, y ya cuando se han cumplido varios años del ejercicio pleno del poder y no ven en ellos beneficio alguno. Los sentimientos tan encontrados y conflictivos que deben llegar a tener.

Así deben existir muchas personas regadas por todo el país que no han visto ningún progreso ni avance en aquello en lo que trabajaron y creyeron, tanto personalmente como para el país, y no han visto resultados favorables. Y es que los políticos, con el perfil narcisista, son así: prometen, crean ilusiones y fantasías y a la mera hora, todo es pura palabrería. Finalmente, acaban engañando también a sus propios seguidores y fieles militantes. Porque les gana el ego y la codicia. Como bien dicen, los embriaga el poder de tal manera que no ven más allá de sus narices y personas más cercanas, iniciando por sus propios familiares.

Conoceremos esta posibilidad hasta unos días después de las elecciones y sabremos si hubo muchos disidentes resentidos o no, y van a votar por la oposición como una manera de expresar su frustración.

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