Recuerdos de la muerte de Tolito
Recordé con tristeza la muerte del tío Tolito, hombre bueno, causante involuntario de risas, ya que si alguien había malo para contar chistes era él, empeoraba hasta el chiste más cómico, pero cuando hablaba de sus dramas vitales era muy gracioso y qué decir de sus amores, eran memorables sus aventuras amorosas y las chicas que lo batearon eran legión, porque el tío solía decir que las bonitas por bonitas y las feas por extrañitas, de tal modo que por ningún motivo dejaba una dama para comadre y todas lo mandaban a lucas.
Su mujer y sus hijas estaban al derredor de su cama, quienes lo miraban sin saber qué hacer, porque él sí sabía que se iba a morir, así que los destanteados eran los otros. Llamaron a un sacerdote que lo santoleó, advirtiéndole que tenía que perdonar a todo el que lo había ofendido, a lo que Tolito contestó “no tengo a nadie a quién perdonar”. Los presentes se mostraron azorados de un hombre que estaba sobre las ofensas, pero el tío siguió diciendo “no tengo a quién perdonar porque el que me la hizo me la pagó”.
Al tío le gustaba rezar el adrenuestro antiguo que decía “perdona nuestras deudas”, porque de esas tenía muchas y él afirmaba que no andaba ofendiendo a nadie. Quiso que estuviera presente su hijo mayor, con lo que la familia supo de cierto que estaba delirando, ya que el tío no tenía hijos varones y si bien la prima Severina portaba un mostacho a la Kaiser, no era para tanto. Presente su familia, liderada por la tía Meme y las muchachas como eran conocidas Seve, Concha y Chole que tenían cerca de los cuarenta y soñaban con un príncipe azul o del color que fuera.
Fortuna económica no tenía, lo que el agonizante justificaba diciendo que cuando fue joven los empleadores requerían hombres con experiencia y cuando llegó a la edad adulta los empleos se los daban a jóvenes audaces. La tía Meme, por su parte, achacaba el malestar económico a que Tolito nunca había trabajado y que en 61 años lo único que había llevado a su casa era una gripa. Pero ya sabemos cómo son muchas mujeres.
Amó a muchas mujeres -su madre le decía que como al rey Salomón, lo perdería el amor a las féminas-, de entre ellas recuerdo a una de las muchas que lo mandaron a lucas y al terminar la relación le escribió una carta para reclamarle su desviado proceder, ella se negó a recibirla, ya que ni siquiera lo quería volver a ver. Tolito, que no podía aceptar un “no”, tomó la carta y con un puñal la dejó enterrada en la puerta de la casquivana mujer. Lo que narro simplemente para demostrar que ya no hay amores como antes, ahora son amores light (continuará).
@enrigue_zuloaga