Príncipes tristes
El día de ayer, durante la segunda magna de los Octavos de Final de Copa de Campeones de Europa cayó uno de los favoritos a conquistar la Orejona. El partido disputado entre el Real Madrid y París Saint-Germain calificaba como una Final adelantada con ambos cuadros considerados por muchos entre los cinco mejores del orbe.
Los merengues arribaron a París con una cómoda, pero no determinante, ventaja sobre el PSG y se esperaba un encuentro abierto con oportunidades para ambos lados, sin embargo París no encontró inspiración y sin Neymar en el campo crearon pocas oportunidades para marcar.
Cristiano Ronaldo silenció una vez más a sus detractores y encontró la red con un cabezazo en la segunda mitad, sentenciando el fracaso del esfuerzo parisino con un resultado global parcial de cuatro goles a uno. Madrid ha alcanzado por seis años consecutivos esta instancia del torneo y ahora sólo tendrá que esperar resultados para conocer a su rival en Cuartos de Final.
En el otro encuentro celebrado ayer en otra tarde mágica de Champions, el Porto no pudo hacerle daño a un poderoso Liverpool que prácticamente tenía su boleto asegurado al vencer a los dragones cinco por cero en el partido de ida y finalizó su participación con un insípido empate sin goles.
La Copa de Campeones nos tiene preparada la mesa para el día de hoy con un menú desequilibrado: por un lado tenemos al Manchester City que sólo necesita hacer acto de presencia en el campo para asegurar su permanencia en el torneo. Con una ventaja de cuatro goles y jugando en casa, es una misión imposible para Basilea derrotar a los pupilos de Pep Guardiola, pero esta es la Champions y todo puede pasar.
El partido interesante se juega entre los italianos de la Juve y los Spurs del Tottenham. La “Vecchia Signora” dejó ir una importante ventaja de 2 a 0 en Torino y ahora tiene que viajar a Londres en busca del resultado. Al igual que en la primera manga en este encuentro la diferencia la puede hacer la velocidad, contundencia y comunicación que tiene Harry Kane en la escuadra británica, si el jugador toma el liderazgo el equipo lo seguirá.
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