Marcha y chanchullo
La marcha emecista del fin de semana tuvo un costo de alrededor de un millón de pesos, según los cálculos hechos por el dirigente estatal del partido, Ricardo Rodríguez.
El emecista sostuvo que presentarán el informe de gastos al INE, para lo que la ley les da unos días de plazo. Habrá que ver cómo distribuyen la erogación, pues el tope de gasto de campaña para Guadalajara es de seis millones 700 mil pesos, por lo que seguramente el desembolso para la organización de la protesta será prorrateado entre diferentes aspirantes naranjas.
Sobre los señalamientos de acarreos y presiones a burócratas para acudir a la protesta, los emecistas juran y perjuran que son rumores y que fue un movimiento de personas que acudió libremente a defender a Jalisco… y ya de paso también su nómina.
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Sólo hay dos opciones: eres transparente o simulas la transparencia. Y el Gobierno federal eligió lo segundo.
El canciller Marcelo Ebrard presumió una plataforma en línea para consultar los contratos de compras de vacunas contra COVID-19 de los laboratorios Pfizer, AstraZeneca, CanSino y Sinovac.
Luego de alzarse el cuello y asegurar que México es uno de los primeros cinco países que transparentan estos contratos, presumió también las más de 34 millones de dosis recibidas.
Pero hay un detalle, chatos. Los precios de adquisición de las dosis y los cronogramas de entrega quedaron censurados de la versión pública de los convenios. Magazos.
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La impunidad en Jalisco es el verdadero cáncer y contra esa enfermedad no sólo no hay medicina sino que ni siquiera ha comenzado el tratamiento de verdad.
Si la Fiscalía del Estado es incapaz de castigar a los responsables de crímenes de alto impacto, ¿qué podemos esperar de los siete u ocho homicidios que ocurren a diario en Jalisco?
El ex gobernador Aristóteles Sandoval, el empresario Luis Felipe Tomé y el fiscal regional Gonzalo Huitrón son algunos de los asesinatos que permanecen impunes y sin que los autores materiales o intelectuales estén en la cárcel.