De disculpas, nacionalismos y colonialismo
La divulgación de que el Presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, envió una carta al rey de España para pedirle que a nombre de la Corona española se reconozcan oficialmente los agravios que la Conquista causó a los pueblos originarios en México, ha provocado un debate muy encendido. Para algunos, la iniciativa de López Obrador fue una total imprudencia, para otros es un ejercicio de reivindicación y reparación histórica.
En el nivel más bajo de discusión, la solicitud del Presidente mexicano se utilizó para reforzar las trincheras que ya marcadas entre chairos y fifís, es decir, entre quienes apoyan o cuestionan a López Obrador, con independencia de lo que haga o diga.
Pero más allá de ese debate, poco se ha preguntado el parecer de los descendientes de las poblaciones agraviadas: los pueblos originarios mexicanos y los afrodescendientes.
Pero por fortuna hay otra manera de encarar este falso debate. Una voz que se sale de la polarización, es la Yásnaya Elena Aguilar Gil, lingüista y activista mixe de Oaxaca, quien propone sacar el debate del falso nacionalismo, para situar la Conquista como el proceso de constitución del sistema colonial que ordenó y jerarquizó el mundo moderno.
En opinión de esta respetada lingüista indígena, abrir un proceso de revisión histórica donde incluso un Estado ofrezca disculpas a otro pueblo o nación, no es algo extraño o erróneo. Recientemente se han recordado las disculpas que el Estado alemán ofreció a los israelíes por el Holocausto, o el Estado español por la persecución a los sefardíes y otros casos.
En ese sentido no debería reprobarse de entrada que se proponga al rey de España disculparse por la Conquista. Para empezar, la Conquista fue un proceso bajo una estrategia de guerra y violencia que implicó la desaparición de nueve de cada 10 habitantes originarios, ya fuera por la guerra, el maltrato y o por enfermedades. Considerando eso, dice Yásnaya Aguilar, “Es un poco chocante que el jefe de un Estado que ha estado violentando a los pueblos indígenas, pida las disculpas”.
Pero el punto central de la discusión es el estorbo del nacionalismo. “Parece asunto de mexicanos y españoles. Todavía sigue el colonialismo, la esclavitud comenzó con la Conquista. El mundo se configuró entre blancos, negros e indios a partir de ese proceso de colonización. Es toda la Europa blanca y occidental la que debería estar reconociendo eso, y la Corona como la continuación histórica de ese imperio en ese momento”. Este debate, sostiene la lingüista mixe, “no puede ser un asunto de mexicanos contra españoles, sino un asunto de memoria histórica de lo que ha sucedido en este orden colonial que ordenó el mundo y lo jerarquizó desde la Europa blanca, Occidental y expansionista”.
Puesto el debate desde esta perspectiva, sí es necesario un proceso de reflexión histórica sobre esos hechos, y que se ofrezcan disculpas a las poblaciones afectadas, pueblos originarios y afrodescendientes, por parte de la Corona española, y también por el propio Estado mexicano.
Pero en el caso del Estado mexicano no bastan las disculpas, sino replantear su relación con los pueblos y comunidades originarias para que la violencia y el despojo asociados al colonialismo no se repitan en el presente.
(rubenmartinmartin@gmail.com)