Ideas

“Acercamiento a la brujería”

Hace ya muchos años, cuando con certeza se amarraba a los perros con longaniza y todo era bondad y por lo tanto existía un grupo de buenos y otro de malos, me sucedieron unos hechos a los que después de buscarles infructuosamente acomodos y explicaciones no encuentro más solución que explicármelos como actos de brujería blanca o algo parecido.

Aún era adolescente cuando una estimada amiga me hizo el favor de invitarme de pareja para su baile de graduación, ya que la chica hasta donde recuerdo egresaba de la preparatoria, lo que agradecí mucho pues además de que no era frecuente que me invitaran, la graduada me caía muy bien, pero requería ir vestido con un smoking, que desde luego no tenía y que en aquel tiempo creo que el sastre papá del Campa, que era torero, aún no iniciaba el negocio de renta de éstos, pero además debo decir que su servidor tenía una rebeldía derivada de la estupidez y de la necedad que consistía en por ningún motivo usar un smoking. La verdad no me acuerdo la causa pero el hecho es que me negaba y como era obligación ir vestido así, pues desistí y así se lo comuniqué a mi amiga, la que no entendió el berrinche y no me creyó y siguió pensando que era broma, hasta que lo tomó en serio faltando dos días para el festejo y tuvo que invitar a alguien menos necio que yo, pero obviamente que se molestó conmigo con toda razón pues la causa era absurda, aunque yo en verdad debo haberlo tomado en serio.

En aquel tiempo asistía como pasante a un despacho, que entonces casi todos estaban en el centro, al cual se entraba junto a una bolería de gran calidad y los maestros boleros, de los cuales éramos amigos tenían que subir al piso superior cuando necesitaban desahogar una necesidad corpórea, era frecuente que los hiciéramos descender con nosotros obligándolos a subir de nuevo. Pues ese día o el maestro no andaba de humor o algo sucedió que yo perdí el equilibrio y caí por el cubo de la escalera, el maestro asustado trató de detenerme y lo único que logró fue que yo lo arrastrara en mi caída y yo en el aire pensé si esta caída no sería venganza de mi amiga por mi negativa. El espectáculo fue supremo para los que estaban boleándose, ya que caí yo sobre una mesa de alambrón, que amortiguó el golpe, luego el maestro cayó sobre mí (no como afirman mis adversarios neoliberales, que mentirosamente sostienen que yo le caí encima al maestro). Los que se boleaban volteaban para ver si no caía alguien más, pero siempre relacioné la caída con un hechizo de mi amiga.

Años después les platicaba esto a unos amigos que me dijeron que era un exagerado, vamos y se las presento -les dije-, fuimos y por arte de brujería les robaron el auto durante la visita.

@enrigue_zuloaga
 

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