* "Guerra civil"

Probablemente porque nos hemos vuelto –o quieren volvernos…— esclavos de lo políticamente correcto, redactores y editores de deportes en los medios tradicionales se lo piensan dos veces, antes de resucitar la expresión de “Guerra Civil” (aunque sea así, entrecomillada) para aplicarla, a manera de analogía, a partidos como el “Clásico” Atlas-Guadalajara en puerta.

A mediados del siglo pasado, cuando el deporte de las patadas ya alcanzaba dimensiones de fenómeno social –sin llegar, ni de lejos, a los niveles que alcanza en la actualidad—, el humorista español Enrique Jardiel Poncela definió al futbol como “el bacilo de la guerra civil”. De haberse tomado al pie de la letra, la frase, en su país, hubiera sido una provocación, casi una blasfemia, porque aún estaban abiertas entonces las heridas –que punzan todavía… aunque difícilmente queden sobrevivientes— de la violenta confrontación ocurrida entre 1936 y 1939.

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En México, por desgracia, ha habido “Clásicos” en que la contaminación de la barbarie a los grupos de animación identificados con algunos de los equipos más tradicionales, propiciaron situaciones verdaderamente lamentables: un Guadalajara-Atlas en que una batalla campal entre aficionados y policías dejó saldo de varios heridos; un “Pumas”-América en el estadio de la Ciudad Universitaria, que dio más materia prima para la sección policíaca que para la deportiva de los medios; una zacapela en las calles de Monterrey, en ocasión de un partido Monterrey-“Tigres”, que terminó en tragedia…

En Sudamérica, con demasiada frecuencia, la hostilidad entre las “barras” (en Argentina) y “torcidas” (en Brasil) ha propiciado riñas tumultuarias en las tribunas de los estadios o en las calles, al final de los partidos, u orillado a las autoridades a disponer que ciertos partidos se jueguen “a puerta cerrada”. El caso más emblemático fue, quizás, el partido de vuelta de la Final de la Copa Libertadores 2018, que debía jugarse el 24 de Noviembre en el estadio Monumental de Buenos Aires, pero tras los incidentes violentos de los hinchas del River Plate contra los jugadores del Boca Juniors, a los que lanzaron piedras a su llegada al estadio, se jugó el 9 de diciembre… en el Santiago Bernabeu de Madrid.

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Sin que se hayan alcanzado los niveles de civilidad deseables, en Guadalajara, en general, se ha conseguido que –como dijera Armando Nogueira— “Las batallas del futbol se resuelven en victorias o derrotas… sin derramamiento de sangre”.
(Así sea…).