Ideas

- “Volantas”

Antes eran “retenes”; al plantearse la posibilidad de que fueran inconstitucionales -violatorios del Artículo 11 de la Carta Magna, que tutela el libre tránsito de “todo hombre” para entrar o salir del país, viajar por su territorio o mudar de domicilio “sin necesidad de carta de seguridad, pasaporte, salvoconducto u otros requisitos semejantes”-, se les cambió el nombre: ahora son “volantas”… Sin embargo, puesto que de alguna manera limitan o entorpecen un derecho consagrado por la Ley Suprema del país, o simplemente fastidian a ciudadanos que no han cometido ninguna infracción ni mucho menos delito que amerite su detención, aunque sea transitoria, los puristas a ultranza del derecho no quitan el dedo del renglón: son medidas autoritarias, arbitrarias, escasamente eficaces… Y, además, esencialmente ilegales.

-II-

Para el ciudadano común, la aplicación de las mismas, por parte de las autoridades civiles, se explica plenamente. El elemento detonante para implementarlas en la Zona Metropolitana de Guadalajara, fueron los atentados de la semana pasada, que ocasionaron la muerte de cuatro policías de Guadalajara y dos de Zapopan.

Independientemente de las opiniones adversas de organizaciones de la llamada “sociedad civil” y de algunos particulares -la minoría, al parecer-, los operativos iniciales permitieron decomisar armas largas, y detectar algunos automóviles que circulaban con reportes de robo, placas sobrepuestas, etc. Quienes las aplauden admiten que en la relación costo-beneficio, a la postre es mayor el segundo que el primero… La analogía más perfecta sería el funcionamiento de los semáforos que, como las referidas “volantas”, implican pequeñas renuncias individuales a la libertad -inevitables, por lo demás, en una sociedad cada vez más extensa… y, sobre todo, cada más conflictiva-, en beneficio del orden.

-III-

Es probable que la eficacia de las medidas, en efecto, como plantean sus críticos, sea pasajera; que quienes habitualmente portan en sus vehículos armas prohibidas para los particulares, se abstengan de hacerlo por unos días. Así, cuando las “volantas” dejen de ser útiles, habrá que inventar otra cosa…

Mientras eso no suceda, también habrá que recordar a los defensores de la aplicación de la norma constitucional a rajatabla, que “las leyes se hicieron para servir a los hombres, y no los hombres para servir a las leyes”. Lo que significa que cuando una ley deja de ser útil, lo sensato es modificarla, y que todas las sociedades civilizadas -e incluso algunas que no lo son tanto...- disponen de los aparatos (el Poder Legislativo, por ejemplo) adecuados para ello.

Así que…

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