Suplementos

El buen pastor da la vida por sus ovejas

Jesús se entregó para salvarnos del enemigo, porque le pertenecemos y nos ama

LA PALABRA DE DIOS

PRIMERA LECTURA:

Hechos de los Apóstoles 4, 8-12

“Jesús es la piedra que desecharon ustedes, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular”.

SEGUNDA LECTURA:

Primera Carta del Apóstol San Juan 3, 1-2

“Ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es”.

EVANGELIO:

San Juan 10, 11-18

“Tengo otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor”.

GUADALAJARA, JALISCO (26/ABR/2015).- En el lenguaje bíblico es ampliamente conocido el tema del pastor, el rebaño y el lobo. Abel era pastor y tenía la devoción de ofrecer una oveja limpia y bella en sacrificio a Yahveh, su señor; David guardaba las ovejas de su padre Jesé, cuando el profeta Samuel derramó sobre su cabeza un cuenco de aceite y, ya ungido, le dijo: “En adelante serás el pastor de Israel”. Lo hizo rey.

Eran pastores los afortunados en recibir el mensaje del ángel: “No teman, les traigo una buena nueva, una gran alegría para todo el pueblo: ha nacido para ustedes un salvador, que es el Mesías Señor, en la ciudad de David. Ésta será la señal: encontrarán un niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre.”

El Buen Pastor da la vida por sus ovejas. Así se autonombró, así lo dejó escrito el evangelista San Juan desde el capítulo décimo, y el Señor lo cumplió: dió la vida por sus ovejas. La pascua es el recuerdo, la conmemoración, la alegre celebración de esa palabra cumplida: dio la vida por todos en el momento preciso, y lo volvió a tomar tal como lo había anunciado.” nos amó y se entregó por nosotros.

Ésta es la máxima prueba de amor “nadie tiene amor más grande, que el que da la vida por sus amigos, pues el Señor Jesús dio también su vida por sus enemigos".

Jesús entregó su vida, ejemplo único en la historia; ejemplo de amor para salvar a sus ovejas que habían caído en poder del enemigo.

El ejemplo es para ser imitado, ser cristiano es ser seguidor, ser imitador de Cristo y amar a Dios y al prójimo en la nueva ley. Es salir del egoísmo, es pensar en los demás. Lo que hace falta en el mundo de hoy son hombres que se ocupen de los demás, que amen a sus semejantes y que sin otros intereses les sirvan.

Casi al final de su Evangelio, San Juan narra cómo el Señor curó las tres heridas que Pedro llevaba en el alma por haber negado tres veces a su Señor: “cuando hubieron comido, dijo Jesús a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? Él le dijo “sí Señor, tú sabes que te amo”. Jesús le dijo “apacienta a mis corderos”. Por segunda vez le dijo “Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le respondió “sí, Señor, tú sabes que te amo”. Jesús le dijo “apacienta a mis ovejas”. Por tercera vez Jesús le dijo “Simón, Hijo de Juan, ¿me amas?” Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara ¿me amas? Y le dijo “señor, tú sabes todo, tú sabes que te quiero. Le dijo Jesús: “apacienta a mis ovejas”.

Con las tres confesiones de amor quedaron curadas las tres negaciones de la noche del miedo. Además Cristo resucitado le indicó que si deveras lo amaba, lo viviera como pastor de sus ovejas.

Por encima de cuanto en estos tiempos se censure, se discuta o se admire al sacerdote, la doctrina cristiana enseña a ver en Él, ante todo, un pastor del pueblo de Dios.

En este domingo de modo especial y con fervor, se ha de pedir por la santificación de los sacerdotes, para que sean auténticos pastores y no mercenarios, y para que de los hogares más fervorosos surjan las vocaciones sacerdotales, alegría y esperanza del pueblo cristiano.

José Rosario Ramírez M.

Piedra angular

La piedra, a causa de su increíble abundancia en Palestina, se halla siempre presente en la mano y en la mente de los hebreos. Por otra parte, en la mentalidad primitiva y en la simbólica común a todos los hombres, la piedra, sólida, duradera y pesada, es signo de fuerza. Estos dos hechos reunidos explican el que la Biblia se sirviera de las imágenes proporcionadas por las piedras, bajo sus diversas formas, para aplicarlas a Jesús, el Mesías.

“La piedra desechada por los constructores se ha convertido en la piedra angular”, ya lo anunciaba el Salmo 118 y nos lo recuerda la lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles. Cristo, desechado por los suyos, como lo predijo en la parábola de los viñadores homicidas, se convierte en la piedra angular, es decir, el fundamento del edificio o más probablemente la piedra principal de la cúspide. Así asegura la cohesión de toda la construcción en Él, conformando la morada de Dios.

Según otra metáfora, Cristo es una piedra inquebrantable sobre la que uno puede apoyarse con fe, de modo que los fieles, como piedras vivas, son integrados en la construcción del edificio espiritual.

Con la revelación del amor y de la santidad de Dios, obliga Cristo al hombre a escoger la luz o las tinieblas. Para los soberbios incrédulos se convierte en piedra de tropiezo, en roca de escándalo. Y los enemigos de Cristo quedan finalmente destrozados; en efecto, la imagen de la piedra desecha, que viene a ser piedra angular, se prolonga con lo dice el texto de Lucas: “Todo el que cayere sobre esa piedra se quebrantará y aquel sobre quien ella cayere quedará aplastado”. Aquí se hace quizás alusión a la piedra de Dan, que es símbolo del Mesías y de su reino, que triunfa de los poderes de este mundo, así es como podemos entender el pasaje que dice: “De repente se desprendió una piedra, no lanzada por mano, e hirió a la estatua en los pies de hierro y barro, destrozándola… y la piedra que había herido a la estatua se hizo una gran montaña que llenó toda la tierra”.

Jesús es El Buen Pastor

Cuando leemos en el Evangelio las palabras de Cristo Jesús nuestro Señor, que se declara Buen Pastor, nos conmovemos profundamente, porque estas palabras  no son sólo palabras dichas al viento, son la evidencia de un amor tan grande que nos cuesta comprenderlo.

Desde que nacemos, los seres humanos somos las criaturas más dependientes, necesitamos cuidados especiales para sobrevivir… y conforme avanza la vida, por más que nos creemos autosuficientes, nos damos cuenta de que siempre y en todo momento necesitamos de que nos atiendan, nos cuiden, nos protejan y nos den cariño, porque sin todo esto la vida no es vida.

Paralelamente reflejamos mucho de esto en las mascotas a las cuales dedicamos a veces más atención y cuidado que a las mismas personas que nos rodean.

Esto, trasladado al mensaje de Jesús, cuando habla de sí mismo y se proclama “El Buen Pastor” podemos entenderlo como una parábola o como un simbolismo, y podemos también trasladarlo literalmente a nuestra vida y reconocer en todo la protección divina que no abandona nunca a sus hijos.

Y si las ovejas que para un pastor son mucho más que sus mascotas, es decir que casi, casi forman parte de su familia, tanto más para Cristo Jesús los que formamos parte de su grupo, que somos su equipo y que estamos invitados a participar con Él en el Reino de los cielos.

Reconocemos su providencia, su presencia, su acción que en todos los momentos de nuestra historia nos cuida y protege de todo mal.

Ciertamente debemos tener claro que el mal que nos acecha y nos envuelve se da en distintas formas y a diferentes niveles.

Cuando el Padre Alberione iniciaba su obra, un incendio destruyó buena parte de las instalaciones donde vivía y trabajaba la comunidad naciente. Entonces él les dijo: “esto es menos grave que un pecado mortal”, porque reconocía que el verdadero mal es el pecado y lo que acababa de ocurrirles, todavía era un mal menor.

Por eso, cuando pedimos a nuestro Buen Pastor que nos libre de todo mal, vamos a estar seguros que nos cuidará y nos defenderá de los verdaderos males que aunque no afectan al cuerpo, sí matan el alma.

Por eso hoy y cada día de nuestra vida vamos a pedirle que nos permita seguir siendo sus ovejas y no deje que nos apartemos nunca de su rebaño.

Oración

Señor Jesús, yo quiero estar en el grupo
de aquellos que Tú cuidas, proteges alimentas y guías,
yo sé bien que contigo iré por buen camino,
que llegaré seguro a una buena meta
y que al final de mis días me recibirás amoroso
en tus brazos divinos para participar  
en el gozo eterno que has prometido
a quienes te siguen con amor y fidelidad.
Amén

María Belén Sánchez,  fsp

Temas

Sigue navegando