¿Y los jóvenes?


De una población de 150 millones de jóvenes, más de 33% no tiene trabajo o no estudia por carecer de oportunidades, y esta situación la viven millones de jóvenes en México, un país donde hasta hace pocas décadas se había logrado uno de los más altos índices de educación y desarrollo de América Latina; pero hoy son otros tiempos y, de acuerdo con la Organización Iberoamericana de Jóvenes (OIJ), la realidad que este grupo poblacional enfrenta, resulta ser pobre y desalentadora.

Lo más grave, es que México debería sacar provecho, en el mejor sentido de la palabra, de su bono demográfico, es decir, de tener una población mayoritaria de jóvenes, grupo que en países desarrollados de Europa sería la envidia, pero que en la miopía de estadistas no se ha sabido hacer lo necesario para integrar a los jóvenes en la construcción de esta nación; incumplimiento de la responsabilidad que el Estado tiene para con ellos y para con el propio país.

Recientemente, el secretario general de la OIJ expresó: “Nunca antes en nuestra historia habíamos tenido un número tan grande de jóvenes…”, como nunca antes en la historia se había desatendido de manera tan profunda a los jóvenes. Y este descuido gubernamental, expresó la OIJ, ha generado que poblaciones más grandes de jóvenes tengan poca tolerancia, prácticas violentas, escasa o nula comunicación con sus padres y con su comunidad, condiciones de alta tensión por desempleo, por falta de oportunidades, por carencia de los niveles educativos mínimos para insertarse en el mercado laboral. Son jóvenes presionados por la necesidad de recursos en un sistema consumista, bombardeados por los medios de comunicación trastocando los valores éticos por los de mercado y, al final, con alto riesgo de ser atrapados por la delincuencia organizada, todo lo que, de acuerdo con la OIJ, puede generar, de no tomar las medidas integrales necesarias, que en 15 o 20 años México tenga condiciones mucho más conflictivas que las actual
es.

Entonces, los niños, los adolescentes y también los jóvenes se ven vapuleados por problemas generados por el desequilibrio entre una economía de mercado avasallante y un Estado evanescente, lo que ha provocado, entre otros efectos, que la deficiencia alimentaria se haya agudizado en los últimos 20 años, que aumenten padecimientos como la anemia, hoy unida al sobrepeso, es decir, poca y mala alimentación, lo que afecta a 7.5 millones de niños, sin contar el número de adolescentes y jóvenes. Veinte por ciento tiene baja estatura por desnutrición, y seis millones no tienen los alimentos básicos. En este sentido, Jalisco no cuenta con municipios que en la media nacional sean de menor pobreza alimentaria.

Si a esto sumamos que de los niños, adolescentes y jóvenes que estudian, sólo cuatro de cada 10 tienen acceso a internet en sus escuelas… Más aún, el diagnóstico realizado por la propia Secretaría de Educación Pública (SEP) demuestra que en el país hay 27 mil escuelas en malas condiciones, es decir, hechas de madera, palma, techos de lámina, cartón y alambre de púas, de las cuales en Jalisco, Estado de limosnas millonarias, hay dos mil… Lo que deja claro que la preocupación fundamental de muchos gobernantes no son ni los jóvenes, ni el país.

LOURDES BUENO / Investigadora de la UdeG.
Correo electrónico: lourdesbueno03@yahoo.com.mx
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