Visión y decisión


La migración persistente del campo a la ciudad deteriora la vida rural, y al elevar las cifras de habitantes metropolitanos produce pérdida de identidad, inseguridad y violencia. En estas condiciones se da la actual convivencia de más de 80 millones de mexicanos residentes en ciudades y metrópolis.

Planeación y congruencia

Está a la vista de 25 años la transformación de estructuras territoriales y socioeconómicas del país, con deterioro mayor en el Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey. La planeación es tan urgente como imprescindible con estrecha coordinación de los tres órdenes de Gobierno: municipal, estatal y federal; que hasta ahora se conducen por leyes parciales, reglamentos generales y modelos urbanísticos de desarrollo, ajenos a congruencia y cultura de cada población. Es patético el caso del Macrobús en Guadalajara, que con todas sus bondades desarrolladas en Bogotá y Curitiba, en la Perla de Occidente no alcanza calificación convincente.

Aproximadamente cinco millones residentes en los cuatro municipios de Guadalajara, Tlaquepaque, Zapopan y Tonalá, más cinco aledaños, se sobreponen y complementan en lo territorial, infraestructura vial metropolitana y regional, reclamando un plan estratégico de largo plazo y alcance, congruente a los crecimientos previstos y desarrollo admisible acorde a los parámetros de convivencia convenidos en la sociedad urbana.

Los esfuerzos de reurbanización en el Centro Histórico de la capital de Jalisco, con programada conclusión durante el mes actual, son un buen principio alimentado por los imperativos del compromiso internacional que significa ser la sede de los Juegos Deportivos Panamericanos de 2011. Sin embargo, ha faltado el avenimiento que conlleva comprensión y participación.

En el curso de los próximos dos años, la tarea será abatir el deterioro ambiental, eficientar el transporte, suministrar agua y construir colectores con equilibrio entre densidad y capacidad, acorde al desarrollo de los actuales y previsibles asentamientos humanos en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

La comunicación tendrá desempeño toral en los dos años siguientes y más, para definir prioridades, difundir soluciones y provocar el sano convencimiento y coordinación para la sana convivencia —parcialmente perdida— que, sin añorar el pasado, sí se ubique como referente de identidad, fortaleza de la digna cultura tradicional de jaliscienses y tapatíos.

Los referentes pueden ser muchos, variados y hasta motivadores, pero el imperativo actual y verdadero espíritu es de supervivencia con todo lo que implica: personal, familiar y social, sustentados en la necesidad de prever y prevenir hechos tan lamentables como propia seguridad. Las acciones articuladas entre las intenciones del sector público y la población producen solidaridad y subsidiariedad; ahora aún más necesarias que en el pasado.

Dios nos guarde de la discordia.

CARLOS CORTÉS VÁZQUEZ / Consultor en comunicación.
Correo electrónico: sicpm@informador.com.mx
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