Temas para reflexionar

Trigo sin paja

La homofobia, como reacción instintiva a todo lo que es antinatural en el comportamiento sexual de los humanos, en nuestros días ha adquirido signos alarmantes de una violencia que preocupa. La tolerancia a comportamientos tales, es parte esencial del respeto que deben merecer como expresión de la libertad personal del individuo. Pero de ahí a la aceptación de exhibicionismos cínicos que afrentan a la sociedad, hay una gran distancia. Considerar como blasón de orgullo personal desviaciones sexuales indecorosas y exigir reconocimiento jurídico a sociedades conyugales de personas del mismo sexo, son retos que suscitan reacciones sociales agresivas que cada vez se suceden con mayor frecuencia. Mientras las personas que integran el “orgullo gay” permanecieron en la reserva y discreción del clóset, no hubo mayor problema; pero han decidido desafiar a la colectividad y la respuesta intemperante no se ha hecho esperar. Para todos los sectores de la sociedad, las desviaciones sexuales en cualquiera de sus manifestaci
ones, más aún cuando éstas se expresan de manera impúdica y procaz, no sólo son objeto de rechazo, sino también de repugnancia.

¿Cómo podemos hablar del “Estado de derecho” y someternos al imperio de la ley, cuando los que se enriquecieron con el Fobaproa, que es el mayor robo en la historia de la nación, lo hicieron legalmente?

Los coloquios, las mesas redondas, los conciliábulos de intelectuales, etc., son como las pasarelas de los desfiles de modas donde todos tratan de lucirse, de sobresalir. Para encontrar soluciones a intrincados problemas sociales, se plantean complicadas masturbaciones teóricas, en las que la mayoría de los ponentes exhiben su anorexia, su delgadez intelectual.

La tinta no perdona. La palabra escrita y publicada queda como testigo, testigo frente a los otros, pero también frente a uno mismo. A diferencia de la expresión oral que tiende a cambiar en las entretelas de la memoria, la escrita recuerda con toda precisión lo que pensamos. Así, cuando las pasiones, los oídos, las ambiciones desmedidas, las envidias, los resentimientos nos inducen a cambiar, el registro queda. Las líneas escritas plasman la consistencia ética de quien escribe y su capacidad para mirarse al espejo.

Cada amigo es insustituible y ocupa un particular recinto de nuestra alma. Es inútil pretender subarrendar la habitación del que se fue.

Ingrid Betancourt, que fue candidata a la Presidencia de la República en Colombia y que fue secuestrada por la guerrilla desde el año 2002, enferma y agotada enmedio de la selva, dijo: “La vida aquí no es vida; ha sido un desperdicio lúgubre de tiempo”.

FLAVIO ROMERO DE VELASCO / Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras.
Correo electrónico: r_develasco22@hotmail.com
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