¿Reviviendo a Jean Valjean?

Rosa María estuvo un mes en la cárcel, su delito: robar dos pescados. No supo cómo sucedió. Ella estaba comprando virotes para la cena de sus tres hijas, pero de pronto escuchó la voz de la más pequeña: “Mamá, ¿por qué sólo cenamos pan…? A mi se me antojan tantas cosas y... ¿sabes?, a veces me quedo con mucha hambre”.

Ya estaba en la fila para pagar cuando vio dos charolas de pescados, que estaban en el rack de la caja, las tomó, tratando de esconderla en su bolsa. Vano intento, las estrategias de seguridad del supermercado se pusieron en marcha y el guardia la detuvo; el robo fue valuado en 900 pesos; el Ministerio Público fijó la fianza: 13 mil pesos.

Una cantidad tres veces mayor a la fianza que les pusieron a los dueños de la Guardería ABC… Una cantidad que personas como Rosa María no ven junta en un año.

Un código penal arbitrario. Un sistema que llena las prisiones con delitos que no rebasan los dos mil pesos.

Una fianza, 13 mil pesos, por un robo de 900 pesos, que Rosa María no pudo pagar. El resultado: un mes en prisión; un mes alejada de sus tres hijas y sin poderles dar el sustento que gana vendiendo dulces en la calle. Un mes hacinada en una celda con otras mujeres, algunas, acusadas de tráfico de droga, otras, por la misma razón que ella: “robo famélico”, es decir, hurtos menores de alimentos o medicinas. Un delito que en otros países del mundo tiene muy distinto tratamiento. Un delito del que este sistema económico es corresponsable.

Porque de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), 19.5 millones de mexicanos no tienen recursos suficientes para adquirir la canasta básica de alimentos, mucho menos el de medicinas en caso de enfermedad…Y de esta cifra, 7.2 millones viven en ciudades grandes y ganan menos de 949 pesos al mes. Sí, leyó bien: 949 pesos al mes por todo ingreso.

A Rosa María no la cubren los muy publicitados programas asistenciales de esta administración sexenal.

Ella “no cumple” con los requisitos que le piden, pues una de sus hijas ya no continuó la escuela por falta de recursos… Círculo vicioso que estrangula a la población sin que este Estado se sienta responsable, al fin el mercado tiene la palabra y para asuntos humanos es mudo; porque el mercado sólo atiende ganancias.

La Comisión Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM) señaló que sólo en 2008, dos de cada 10 hombres presos estaba acusados por el mismo delito: robo famélico. Un ejemplo: robar una caja de Tesalón… sin embargo esa persona sigue en prisión porque no puede pagar la fianza. En Nuevo León, el Distrito Federal y Veracruz, el código penal acepta que al comprobarse la necesidad, no se aplique el castigo… pero si el robo es hecho en un sitio cerrado, como un supermercado, esta excepción no procede.

Entonces, no se puede más que concluir que esta administración sigue los negativos pasos que conducen al síndrome de Jean Valjean, un personaje que hasta hace algunos años, en México, sólo era parte de la literatura, pero que hoy es una realidad de vida para muchos, demasiados, mexicanos.

LOURDES BUENO / Investigadora de la UdeG.
Correo electrónico: lourdesbueno03@yahoo.com.mx
Sigue navegando