¿Que porqué del título? ¿Cuál crisis alimentaria entre nosotros los jaliscienses y los mexicanos todos?
La primera pregunta tiene su respuesta en que, desde siempre, pero sobre todo en los últimos 40 años, hemos estado comiendo de fiado y viviendo de prestado, no obstante la enorme ventaja de nuestros climas no producimos lo que consumimos.
Nos referimos en la última frase a la cantidad y la calidad de nuestros productos agropecuarios.
Lo segundo tiene así mismo su respuesta en la cantidad de productos que se exhiben en los mercados populares, en los que se incluyen todos los elementos para llenar el estómago de la gran masa trabajadora y por ende, propiciadora de una economía sustentada.
Canasta básica o canastas básicas
No sabemos quién fue el inventor de la frase; habría que investigar; en todo caso se debe definir el número de productos alimenticios o nutritivos, que requiere y consume el mexicano promedio; en este concepto se incluye el gusto y la cultura del buen comer, que no necesariamente contempla el estatus económico y sí, el costumbrismo. Como siempre, esta columna viajera aprovechando el espacio de esta columna dominical, y desde la óptica del hombre de campo, abastecedor de alimentos, constata que sin perjuicio de las diferencias económicas, la sociedad consume tanto en los “elegantes” supermercados como en los populares tianguis que se establecen por todos los rumbos de la zona metropolitana.
¿Quién lo engaña don Felipe?
Acaso los especuladores alarmistas de la noticia que por tener acceso a un micrófono creen conocer la verdad real del consumidor; o tal vez los nuevos y arribistas funcionarios que desde detrás de un escritorio desarrollan estadísticas. ¡Pero los que andamos por el surco dudamos mucho que ambos grupos conozcan, y aún más a fondo como lastimosamente viven algunas familias en el campo, pero más doloroso es todavía cómo vive la familia en una ciudad en donde por el tipo de oferta y demanda tiene que hacer rendir sus míseros ingresos. Producimos sí; tenemos deficiente distribución sí. ¿A quién o quiénes se debe señalar como culpables? ¿Acaso a los intermediarios responsables de enfrentar las realidades del mercado? Ahora bien especuladores y de todos los tamaños siempre los hemos padecido.
Y haciéndonos eco de la especulación esperanzadora oficial de las últimas semanas respecto del “apoyo con fertilizantes al campesino”, éste lamentablemente es un sustrato, producto de la ignorancia en que se le ha tenido por los sabihondos de escritorio.
El grano de arena de la experiencia
Como nutrientes vegetales, en el amplio sentido de la palabra, se deberán entender todas aquellas materias que son requeridas por la planta para su crecimiento y formación de substancias orgánicas, conforme a esta universal definición puede llamarse nutriente vegetal a toda aquella substancia que, después de ser asimilada por la planta, fomenta su desarrollo en cualquiera de sus fases de crecimiento, desde la germinación hasta la completa madurez, mejorando, por consiguiente, el rendimiento de la planta, tanto cualitativa como cualitativamente.
En un sentido más limitado, sin embargo, se entiende solamente aquellos nutrientes vegetales que son requeridos para la formación del tejido celular, (en la actualidad en la agricultura avanzada se utilizan 37; nosotros, país dizque en desarrollo, sólo tenemos al alcance nueve) y, en síntesis, a las sustancias inorgánicas absorbidas del suelo. Si bien, en la materia orgánica es posible comprobar prácticamente la presencia de todos los elementos, sólo 18 de ellos están reconocidos por el agricultor mexicano como los que poseen el carácter de acuerdo a los limitados conocimientos –entre nosotros- actuales, de imprescindibles en el crecimiento vegetal.
Las dudas asaltan
Nos preguntamos si los apoyos vías fertilizantes a los campesinos o productores tienen el respaldo de la extensión agrícola o sea, que unos y otros: los dadivosos y los que reciben, tienen el conocimiento de las funciones de cada uno de los materiales fertilizantes en el organismo vegetal; porque, si no, estaremos considerando una buena cantidad de dinero que se va al tiradero.
ROBERTO SIERRA B. / Ingeniero agrónomo, asesor y consultor.
Correo electrónico: ing.sierra@yahoo.com