No les conviene entenderlo

Y no quieren entenderlo, porque no les conviene entenderlo

El asunto, por muy complicado que parezca, es muy sencillo. Como lo anunció la semana pasada la economista italiana Loretta Napoleoni en un brillante artículo en “El País” de España, argumentando con hechos que alimentos hay, el único problema es que están a precio de petróleo; hace 10 años, el barril de crudo costaba 10 dólares, en las últimas semanas ha llegado a cotizarse en el mercado a 135 dólares, por lo cual por lo menos más de mil millones de personas en el mundo pasarán hambre.

Hoy la política alimentaria no la deciden los gobiernos nacionales, sino las grandes compañías multinacionales que con esta crisis están “haciendo su agosto”, obteniendo enormes utilidades resultado de la especulación para lo cual son muy buenas y los gobiernos muy malos para pararla.

México tendrá más hambre cada día. De los 110 millones de mexicanos que somos, más de la mitad vive en pobreza. De ellos, 25 millones sobreviven en lo que los políticos llaman pobreza extrema y yo le nombro: “miseria total”.

Gobiernos y programas van y vienen, lo mismo que medidas emergentes y anuncios espectaculares, y para el caso es lo mismo; la realidad nos azota una y otra vez: en México hay cada vez más pobres.

Las finanzas del país van en caída libre. Para enfrentar la crisis alimentaria y la petrolera, el Gobierno ha optado por el camino más fácil y riesgoso: los subsidios.

Se anuncian cuatro mil 500 millones de pesos para enfrentar el alza en los precios de alimentos, y por otro lado la increíble cantidad de 220 mil millones de pesos más, con el fin de subsidiar gasolina y diesel. Me supongo que esta medida deberá de ser por corto tiempo, porque, tarde que temprano, nos reventará y nos llevará a una crisis financiera muy grave. No creo que las finanzas públicas puedan sostener un gasto de esta magnitud en el mediano plazo. El subsidio a las gasolinas es obsceno y apoya únicamente a las clases media y alta, con un impacto fiscal y ecológico brutales.

De acuerdo con la Encuesta Ingreso-Gasto de los Hogares, 67% del gasto en gasolinas que se realiza en el país lo hace 20% de la población con mayores ingresos. Y 20% de la población de menores ingresos sólo consume 1.8% de la gasolina que se vende en México. Entonces, ¿para quién es ese enorme subsidio? Los números hablan solitos. Es decir, los excedentes petroleros se van a consumir, en este sexenio, en financiar la gasolina de 20% de población acomodada.

Es decir: si por la mezquindad del Partido Revolucionario Institucional (PRI), o los rencores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) no hay reformas, entonces veremos otro sexenio perdido, como el de Fox. Negro panorama le espera a este país, con el conformismo de su Gobierno y la lucha de poder de sus partidos políticos.

Y no quieren entenderlo, porque no les conviene entenderlo. A pocos kilómetros de nuestras aguas, cuatro empresas ya perforan a nueve mil metros de profundidad.

CARLOS CORVERA / Analista político.
Correo electrónico: corveracmx@hotmail.com

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