Jóvenes por la muerte

Enciendo la radio y escucho una voz juvenil, con el tono de denuncia de quien defiende sus principios con pasión. La mujer reclama con indignación que la Cámara de Diputados se negó a discutir la pena de muerte, a continuación explica que el Partido Verde Ecologista está por la defensa de nuestros derechos y por la seguridad, es por eso que propone la  muerte para asesinos y secuestradores. Acto seguido, el partido político se anuncia como el espacio que sí representa a la juventud.

En el mundo, los partidos verdes se caracterizan por la defensa de la vida en general, han surgido y se han sumado a las grandes causas contra la crueldad hacia los animales, contra la destrucción del ecosistema, a favor del respeto a la diversidad, por una vida más sana para todos los seres vivos. Las acciones más importantes de los verdes españoles, por ejemplo, se vinculan con el acceso al agua limpia para toda la gente del planeta, contra la matanza de focas, ballenas y otras especies en peligro de extinción; invierten y promueven, entre las nuevas generaciones el reciclaje y la reutilización de basura; motivan la conciencia sobre los efectos nocivos de la guerra y la violencia para la Tierra y sus habitantes.
La gente joven que se ha decepcionado sistemáticamente de las y los políticos corruptos, ineficientes y egoístas, encontró en los movimientos pro-ecologistas un espacio para reafirmar la vida, la salud, la solidaridad social y el bienestar. Raúl Romeva, eurodiputado por el partido Verde español, ha denunciado los feminicidios de mujeres mexicanas, argumentando el derecho a una vida libre de violencia. Romeva tiene un grupo de aliadas jóvenes impresionante; ha logrado establecer prioridades para hacer política al interior de su país y en el Parlamento Europeo. Solamente en Chihuahua durante 2008 se reportaron mil 653 ejecuciones, sin tomar en cuenta los feminicidios. Alguien debería informar a los verdes mexicanos que la violencia de Estado sólo genera más ira, más descomposición social y más miedo.

En México en cambio, el fundador del Partido Verde es un muchacho de vocabulario limitado, más preocupado por su look en los antros de Cancún, que por la defensa del ecosistema. Su partido carece de liderazgo y es un simple comodín electoral para el PAN y el PRI.

La mayoría de personajes en las cúpulas del Verde mexicano, son intolerantes, limitados en sus principios, poco capaces de demostrar la congruencia entre su discurso y sus acciones. El mexicano es el único partido joven, de aparentes causas ecologistas, que propone la pena de muerte. Por si fuera poco, en un país con los más altos índices de impunidad y corrupción y un elevado margen de fabricación de sentencias sin elementos de prueba. Más allá de la estulticia de semejante campaña, el oportunismo para reivindicar la violencia contra la violencia resulta ofensivo.

Afortunadamente el Partido Verde no representa a la juventud mexicana, sino a una élite de oportunistas que, como los nuevos anuncios de un refresco de cola, proponen que las causas que debe defender la juventud son las de su bolsillo, burlándose de la pobreza, de la violencia y de la hambruna que abate al país.

Afortunadamente cada día me encuentro por todo México mujeres y hombres jóvenes con hambre de paz, de justicia, que no se resignan ni se dejan vencer por el cinismo o las viejas costumbres del poder político.

LYDIA CACHO / Periodista.
www.lydiacacho.net 
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