El tren suburbano


El domingo pasado fuimos invitados por el doctor Luis Téllez K., secretario de Comunicaciones y Transportes, y su esposa, Consuelo Morales, para acompañarlos a hacer un recorrido con el tren suburbano que está por iniciar sus servicios públicos el próximo lunes primero de junio, parte del Sistema Uno, que va desde la estación de Buenavista en la Ciudad de México, hasta Cuautitlán, en el Estado de México, con estaciones en Fortuna, Tlalnepantla, San Rafael y Lechería.

Decidimos hacer el viaje, desde nuestra casa, utilizando los sistemas de transporte público. Para eso tomamos el Metrobús en Tlalpan —donde vivimos—, hasta Buenavista (40 minutos, 15 kilómetros y 4.50 pesos boleto) y luego, con el suburbano, desde la vieja estación, totalmente remozada, donde en “ille tempore” llegaba el pullman de Guadalajara, hasta Lechería (30 minutos, 25 kilómetros y 12.50 pesos).

De pronto, tuve la sensación de estar en la frontera del cambio y por fin entrar al siglo XXI con una transportación moderna que muestra sus beneficios de entrada a más de 4.8 millones de habitantes de esa región norte del Distrito Federal y del Estado de México que pronto tendrán, a tiro de piedra —en tiempo—, sus oficinas, clientes o proveedores a 30 minutos, ahorrándose dos horas y 40 minutos diario —se dice fácil— en el ir y venir ahora en un cómodo vagón, con aire acondicionado, más ancho que los del Metro, a una velocidad promedio de 68 kilómetros por hora.

Esta realidad tiene la masa crítica para este tipo de transporte y seguirá creciendo para llegar a nuevas y más lejanas ciudades, como podría ser Zumpango, en el Estado de Hidalgo (planeada por Geopolis), o las del Sistemas Dos y Tres que llegarán a Huehuetoca, Jaltocan y Tacuba con otros 52 kilómetros de construcción adicionales.

La inversión fue de 706 millones de dólares: 55% del Gobierno federal y 45% de la iniciativa privada, a través del concesionario CAF y sus socios de estas inversiones millonarias que pretenden recuperar en 20 años. A unos días que inicie su servicio diario —de 5:30 a las 23:30 horas—, con cuatro vagones que saldrán cada seis minutos, atenderán a 300 mil pasajeros diarios, que pagarán una tarifa, según la distancia, entre los 5.50 hasta los 12.50 pesos, beneficiando a una población muy parecida a la que tiene actualmente Guadalajara.

Los efectos se dejan ver: los autobuses llegarán a Cuautitlán, pues es más eficiente comunicarse al corazón de la capital donde se puede tomar el Metro o el Metrobús, como lo hicimos, para seguir por el eje Norte-Sur; se ha dignificado el transporte urbano y disminuido el maleficio del automóvil, y con esto entramos a la transportación suburbana del siglo XXI, con beneficios a la vista, en lo que es un proyecto bien planeado (2003) y mejor concluido (2008), como primera de otras etapas. Las autoridades de Guadalajara deberían observar este proyecto, pues tienen a su alrededor varias vías férreas para crear un eficiente transporte suburbano.

MARTÍN CASILLAS DE ALBA / Escritor y cronista.
Correo electrónico: malba99@yahoo.com
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