México
Qué más da
En el deporte, como en todas las actividades, cuenta la disciplina y apego al orden
Triunfo o derrota, vamos por más. Los propósitos se cumplen con prudente audacia e indeclinable tenacidad. En el deporte, como en todas las actividades, cuenta la disciplina y apego al orden.
El deporte no es una evasión, sino el ejemplo certero de lo que poseemos y lo faltante en la competencia a que conlleva la irrenunciable globalización. Actitud es principio y aptitud la fórmula de alcanzar metas mejores.
La propuesta del proyecto de nación a que aspiramos reclama unidad y respaldo a las instituciones. Sólo la coordinación de esfuerzos dará resultado en la lucha diaria por el empleo y logros económicos individuales y de la sociedad toda.
La historia tiene la virtud de señalar aciertos y también errores. De estos últimos sobresale la propensión a marcar diferencias, creadoras de obstáculos que conllevan a la destrucción de valores y rezago. Doscientos años de iniciada la insurgencia y 100 de revolución conllevan más allá de la conmemoración, el cuidado de no caer en tentaciones superfluas, finalmente nocivas.
La fractura social se manifiesta en impunidad. Los acontecimientos criminales son pérdida de valores e insustituibles vidas. El germen de la insatisfacción crea rencor convertido en violencia que aleja del diálogo legítimo, leal y legal.
La oportunidad de la contienda deportiva da lección y tiempo para la revisión reflexiva por parte de las autoridades, en todos los niveles, respecto al desempeño de sus funciones sobre un tejido social deteriorado por la inseguridad de personas, incluyendo jóvenes.
Así como confiamos y animamos el desempeño de la Selección Nacional en Sudáfrica, tenemos el deber de apoyar los esfuerzos de la autoridad. A su vez, ésta está obligada a encauzar acciones responsables para el fortalecimiento de la confianza y ulterior respaldo.
El partido, como toda lucha, ganado o perdido queda para la memoria histórica. Lo importante es aprender de los errores y trazar nuevas estrategias para el triunfo futuro. El pasado es irrepetible, mas no sus consecuencias durante el día que nos toca vivir.
Provocar la responsabilidad ciudadana no es precisamente fórmula ganadora de simpatía y votos. No son recetas de cocina: inteligencia, creatividad y dedicación, pero tienen la virtud de fomentar el enfrentamiento claro para ver la luz del túnel y alcanzar la prosperidad con el empleo de los medios disponibles.
Si las autoridades y legisladores dejan a un lado ambiciones políticas, ubicadas en el año 2012, podrán ganar sitio de reconocimiento auténtico, al dejar sentada su postura de servicio responsable a la comunidad que al elegirlos depositó confianza.
¡Qué más da el partido!
Dios nos guarde de la discordia.
El deporte no es una evasión, sino el ejemplo certero de lo que poseemos y lo faltante en la competencia a que conlleva la irrenunciable globalización. Actitud es principio y aptitud la fórmula de alcanzar metas mejores.
La propuesta del proyecto de nación a que aspiramos reclama unidad y respaldo a las instituciones. Sólo la coordinación de esfuerzos dará resultado en la lucha diaria por el empleo y logros económicos individuales y de la sociedad toda.
La historia tiene la virtud de señalar aciertos y también errores. De estos últimos sobresale la propensión a marcar diferencias, creadoras de obstáculos que conllevan a la destrucción de valores y rezago. Doscientos años de iniciada la insurgencia y 100 de revolución conllevan más allá de la conmemoración, el cuidado de no caer en tentaciones superfluas, finalmente nocivas.
La fractura social se manifiesta en impunidad. Los acontecimientos criminales son pérdida de valores e insustituibles vidas. El germen de la insatisfacción crea rencor convertido en violencia que aleja del diálogo legítimo, leal y legal.
La oportunidad de la contienda deportiva da lección y tiempo para la revisión reflexiva por parte de las autoridades, en todos los niveles, respecto al desempeño de sus funciones sobre un tejido social deteriorado por la inseguridad de personas, incluyendo jóvenes.
Así como confiamos y animamos el desempeño de la Selección Nacional en Sudáfrica, tenemos el deber de apoyar los esfuerzos de la autoridad. A su vez, ésta está obligada a encauzar acciones responsables para el fortalecimiento de la confianza y ulterior respaldo.
El partido, como toda lucha, ganado o perdido queda para la memoria histórica. Lo importante es aprender de los errores y trazar nuevas estrategias para el triunfo futuro. El pasado es irrepetible, mas no sus consecuencias durante el día que nos toca vivir.
Provocar la responsabilidad ciudadana no es precisamente fórmula ganadora de simpatía y votos. No son recetas de cocina: inteligencia, creatividad y dedicación, pero tienen la virtud de fomentar el enfrentamiento claro para ver la luz del túnel y alcanzar la prosperidad con el empleo de los medios disponibles.
Si las autoridades y legisladores dejan a un lado ambiciones políticas, ubicadas en el año 2012, podrán ganar sitio de reconocimiento auténtico, al dejar sentada su postura de servicio responsable a la comunidad que al elegirlos depositó confianza.
¡Qué más da el partido!
Dios nos guarde de la discordia.