México

Pugnas, penas y purgas

Las purgas entre grupos criminales sembraron inseguridad en el territorio nacional, sin omitir a Jalisco, teóricamente blindado en este sentido

La incertidumbre provocó inseguridad durante agosto, sin alcanzar los acuerdos deseados por la población. El escenario político nacional estableció pugnas y desencanto atribuible a las próximas elecciones gubernamentales, estatales, federales y legislativas en 2012, que no por lejanas dejan de provocar inquietud.

Los pesares internacionales, idealmente ajenos a nuestra economía, pesan como preocupación que va desde fenómenos naturales, previstos e imprevistos, hasta acontecimientos financieros de potencial reflejo en el comercio entre nuestra nación y otros países. La punta del iceberg se dio en Grecia, país incapacitado para cubrir su deuda y como era presumible, difundió efectos no superados en España y Portugal, sin exentar totalmente a otras naciones europeas. La explicación de causas no aleja el peligro a China y América.

Las purgas entre grupos criminales sembraron inseguridad en el territorio nacional, sin omitir a Jalisco, teóricamente blindado en este sentido. Decenas de difuntos evidencian pugnas por el dominio territorial con claro desafío a las autoridades, que tampoco acuerdan la forma efectiva de su combate. El dominio del llamado “crimen organizado” se expone en poblaciones, otrora ocupadas en el trabajo y ahora cercanas a la aparición de cadáveres, al igual que en otras tradicionalmente ajenas a estos fenómenos.

No vale redundar en hechos inéditos como la desaparición de un ex candidato a la Presidencia de la República, que se suma a impunidad en otros no menos lamentables, aunque actores con menor renombre. La sangre inunda el territorio sin distinción de clases sociales; todas anhelantes de tranquilidad.

El concepto seguridad adquirió el prefijo “in”; ahora es inseguridad a todos y para todo. Prevalece el desorden derivado de la incertidumbre con la aparición de formas y métodos empleados por la delincuencia para evadir la miseria y privilegiar el rencor social.

La evasión al Norte, al otro lado de la frontera, tampoco es viable ante la presión de autoridades exponiendo su derecho a costa de la deshumanización expuesta en leyes más rígidas a la inmigración; aún sin considerar ventajas en el uso de la fuerza física de indocumentados. Las declaraciones y buenas intenciones de los presidentes de México (Diálogos por la Seguridad) y Estados Unidos de América, hasta el momento son insuficientes respecto a este fenómeno con simultáneo crecimiento de comercio de armas y drogas.

Cualquier recomendación de prudencia y suma de esfuerzos en el abatimiento del crimen y la impunidad es útil. Hay personas, habemos, ocupadas en leer columnas y ejercer acciones propositivas, no para atacar a los delincuentes, sino unir sus capacidades en la reconstrucción del tejido social alterado por la impunidad.

Dios nos guarde de la discordia.

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