México

“La vida nueva”

Yo no sé por qué los periodistas dicen que los diputados no trabajan, cuando todo el día están en reuniones, juntas y declaraciones

Agradezco sus comunicaciones de la semana pasada, a quienes se tomaron la molestia de enviar su opinión sobre el texto aparecido entonces. Gracias.

Ahora sí que ya no entiendo nada, antes tampoco entendía, pero creía que sí. Resulta que nuestros padres conscriptos, nuestros diputados locales que tanto se preocupan por nuestra felicidad, se encontraron dentro de esa verdadera maraña de iniciativas, varios temas torales.

Yo no sé por qué los periodistas dicen que los diputados no trabajan, cuando todo el día están en reuniones, juntas y declaraciones, de manera que sí trabajan y muy fuerte, otra cosa es que en la mayoría de los casos su trabajo tenga alguna utilidad para los ciudadanos. Representados y representantes viven mundos tan diferentes que las actuaciones y necesidades de unos no alcanzan al mundo de los otros. Los diputados, desesperados por lucir y creyendo que así pueden lograr nuevos puestos con lo que creen será el camino de nuevos huesos y prebendas, cuando lo real es que con los que tienen que quedar bien es con los señores y señoras que dominan sus partidos, después de eso ya nada más tienen en contra al pueblo que en muchos casos tendrá que soportar sus ansias de novillero.

Ahora les ha dado por decirle al sufrido infelizaje cómo debemos vivir, nos quieren sacar del marasmo de imbecilidad en que vivimos, quieren hacernos conscientes de lo miserables que son nuestras vidas, hacernos ver que nuestros gustos y nuestras alegrías son lamentables, que si queremos ser felices deberemos callar y obedecer y vivir como ellos dicen. De esa manera, si usted aspira a comprar un automóvil, sépaselo que es usted un canalla, causante del calentamiento global, lo que toca es la bicicleta, siga usted el ejemplo de nuestros padres conscriptos cuando a todos lados se transportan en bici o a pie. Nunca verá en ellos falta de congruencia.

Y qué decir del flagelo de la obesidad que tan preocupados tiene a nuestros tribunos, todos sílfides, ni una lonja se ve en su superficie corporal, gracias a eso y a la prohibición que en las escuelitas prohibirán productos chatarra tales como frituras y panquecitos y demás productos malignos con los que las fuerzas internacionales del oscurantismo y la reacción nos han invadido, conspirando contra las más inocentes víctimas de su ambición económica, por eso nuestros amados representantes populares acabarán con esos demoniacos empresarios.

Debo hacer una denuncia, ya que Cultura, yo creo que equivocadamente, trajo una exposición de un tal Botero que aunque usted no lo crea, es un elogio a la gordura, digna del tercer círculo dantesco. Imagine a nuestras criaturitas viendo esas lonjas, estoy seguro que nuestros padres conscriptos, congruentes como siempre, impiden esa apología a la gordura.

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