México
Claroscuros
Dimos la bienvenida a la Navidad con un sentimiento de temor y simultánea esperanza de un año mejor
Dimos la bienvenida a la Navidad con un sentimiento de temor y simultánea esperanza de un año mejor.
La sociedad en todo el mundo dispone de herramientas dinámicas que aminoran el tiempo en la cobertura de los espacios abriendo, teóricamente, la comprensión y entendimiento inteligente entre los seres humanos.
En este fragmento de la historia que nos toca el privilegio de transitar, también crece la confusión.
Los medios de comunicación, contenedores y difusores de la información. han cobrado relevancia; no sólo por su multiplicación, sino por el efecto interactivo entre emisor y receptor en lucha permanente por ocupar espacios en la mente de ambos. La lucha es por atención y tiempo.
En un par de décadas la población del mundo vive una transformación sin precedente y, como era previsible, de confusión.
La privacidad se ha perdido y ningún ser humano puede tener la seguridad de la confidencialidad.
La noticia, instantánea, surca de un lado a otro del mundo para satisfacción de unos y preocupación de otros.
Privilegios y prohibiciones suben y bajan al dominio público, en ámbito extraño para las generaciones mayores de 40 años, evocadoras de tiempos más tranquilos y con simultánea admiración a los recursos de este tiempo.
Los jóvenes desde niños tienen un sentido cósmico de la vida a través de sus juegos y experiencias, provocadores éstos de conflictos con los adultos incultos de la actualidad.
Falta espacio a la aplicación de la experiencia de población mayor de 40 años contemplada caduca, esto es evidente, y si alguna expresión alcanza, se considera por lo mismo despreciable ante el cúmulo de conocimientos a disposición por medio de sistemas electrónicos.
Pasarán varias navidades más, antes de la fusión: conocimiento y experiencia con su respectiva carga de tecnología, ésta ahora en poder de niños y jóvenes insertos en el dominio de los nuevos juguetes del teclado y su efecto en la pantalla; si es que no son desplazados por otros de diferente dinámica.
Dios nos guarde de la discordia.
La sociedad en todo el mundo dispone de herramientas dinámicas que aminoran el tiempo en la cobertura de los espacios abriendo, teóricamente, la comprensión y entendimiento inteligente entre los seres humanos.
En este fragmento de la historia que nos toca el privilegio de transitar, también crece la confusión.
Los medios de comunicación, contenedores y difusores de la información. han cobrado relevancia; no sólo por su multiplicación, sino por el efecto interactivo entre emisor y receptor en lucha permanente por ocupar espacios en la mente de ambos. La lucha es por atención y tiempo.
En un par de décadas la población del mundo vive una transformación sin precedente y, como era previsible, de confusión.
La privacidad se ha perdido y ningún ser humano puede tener la seguridad de la confidencialidad.
La noticia, instantánea, surca de un lado a otro del mundo para satisfacción de unos y preocupación de otros.
Privilegios y prohibiciones suben y bajan al dominio público, en ámbito extraño para las generaciones mayores de 40 años, evocadoras de tiempos más tranquilos y con simultánea admiración a los recursos de este tiempo.
Los jóvenes desde niños tienen un sentido cósmico de la vida a través de sus juegos y experiencias, provocadores éstos de conflictos con los adultos incultos de la actualidad.
Falta espacio a la aplicación de la experiencia de población mayor de 40 años contemplada caduca, esto es evidente, y si alguna expresión alcanza, se considera por lo mismo despreciable ante el cúmulo de conocimientos a disposición por medio de sistemas electrónicos.
Pasarán varias navidades más, antes de la fusión: conocimiento y experiencia con su respectiva carga de tecnología, ésta ahora en poder de niños y jóvenes insertos en el dominio de los nuevos juguetes del teclado y su efecto en la pantalla; si es que no son desplazados por otros de diferente dinámica.
Dios nos guarde de la discordia.