Jalisco
Relata nuevo caso de agresión en transporte público, ahora en la ruta 51-D
Un chofer de la unidad S-0692 recorrió varios metros con un pasajero atrapado por las puertas del autobús
GUADALAJARA, JALISCO (24/DIC/2015).- El 20 de diciembre, alrededor de las 17:00 horas, Apolonio Rodríguez, de 53 años de edad, regresaba a su casa después de comprar regalos navideños en el Centro de Guadalajara. A la altura de Avenida 16 de Septiembre y Libertad vio que venía la unidad S-0692 de la ruta 51D y se acercó para abordarlo. El inicio del viaje empezó cuando pisó el primer escalón, pero de allí en adelante lo esperaba un recorrido sin igual.
Apolonio pisó el escalón cuando su esposa y una señora a la que le había cedido el paso ya estaban a bordo. En ese momento el chofer cerró la puerta y arrancó. La mitad del cuerpo de Apolonio se quedó afuera de la unidad. Apenas pudo agarrarse de un tubo que estaba por fuera. Así se fue: colgado como una rémora de una ballena.
Dice Apolonio que los pasajeros le gritaban al chofer: “¡Hey, párate! ¡Párate!”, mientras él seguía con una pierna atrapada entre las dos hojas de la puerta. Sin embargo, el chofer no hizo caso.
El camionero se detuvo cinco minutos después para ver qué sucedía. Apolonio subió y le reclamó al chofer. Al sentir su indiferencia y sus malos tratos, le dijo: “Pos ahorita en la bajada nos arreglamos”. El viaje continuó sin exabruptos hasta que el autobús llegó a Arenales Tapatíos y volvieron a discutir. Apolonio le dijo que lo reportaría y el chofer lo retó: no había pruebas para inculparlo.
Como no había pagado los siete pesos del pasaje, Apolonio le pidió a una pasajera su boleto. Al bajar del camión, él y su esposa se encontraron a un oficial de la Secretaría de Movilidad (Semov) y le comentaron el altercado. Él les recomendó que fueran a presentar una queja. Apolonio prefirió no hacerlo. Fue a su casa y tomó pastillas para un dolor que se apagó hasta pasados unos días.
El pasado 15 de diciembre, el chofer de la unidad 0822 de la ruta 619 bajó de una patada a un adulto mayor luego de una discusión en la que el segundo le reclamó al primero haber golpeado su camioneta.
Apolonio pisó el escalón cuando su esposa y una señora a la que le había cedido el paso ya estaban a bordo. En ese momento el chofer cerró la puerta y arrancó. La mitad del cuerpo de Apolonio se quedó afuera de la unidad. Apenas pudo agarrarse de un tubo que estaba por fuera. Así se fue: colgado como una rémora de una ballena.
Dice Apolonio que los pasajeros le gritaban al chofer: “¡Hey, párate! ¡Párate!”, mientras él seguía con una pierna atrapada entre las dos hojas de la puerta. Sin embargo, el chofer no hizo caso.
El camionero se detuvo cinco minutos después para ver qué sucedía. Apolonio subió y le reclamó al chofer. Al sentir su indiferencia y sus malos tratos, le dijo: “Pos ahorita en la bajada nos arreglamos”. El viaje continuó sin exabruptos hasta que el autobús llegó a Arenales Tapatíos y volvieron a discutir. Apolonio le dijo que lo reportaría y el chofer lo retó: no había pruebas para inculparlo.
Como no había pagado los siete pesos del pasaje, Apolonio le pidió a una pasajera su boleto. Al bajar del camión, él y su esposa se encontraron a un oficial de la Secretaría de Movilidad (Semov) y le comentaron el altercado. Él les recomendó que fueran a presentar una queja. Apolonio prefirió no hacerlo. Fue a su casa y tomó pastillas para un dolor que se apagó hasta pasados unos días.
El pasado 15 de diciembre, el chofer de la unidad 0822 de la ruta 619 bajó de una patada a un adulto mayor luego de una discusión en la que el segundo le reclamó al primero haber golpeado su camioneta.