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''Lo perdí todo'', es el lamento de los inundados en Argentina

Decenas de personas de La Plata, en Argentina, perdieron todas sus pertenencias tras la gran lluvia que dejó inundada parte de la ciudad la noche del martes

LA PLATA, ARGENTINA (04/ABR/2013).- Decenas de personas, muchas de  ellas mujeres con niños, hacen filas con paciencia y orden este jueves en La  Plata, 63 km al sur de Buenos Aires, para recibir una bolsa de comida o mudas  de ropa seca que les resuelvan la urgencia tras la inundación que se llevó todo  y destruyó sus viviendas.

"Estoy sin nada. Vengo acá a que me den ropa, calzado sobre todo, para los  niños. Mi nene, tiene 8 años y se quedó descalzo. Mi nena, que está conmigo,  tiene sólo esas ojotas", dice Lorena Bermet, de 36 años, mostrando a la niña  que lleva de la mano, vestida con ropa sucia y raída, la que tenía puesta en el  momento que el agua comenzó a subir y lo único que se salvó.

Lorena que ya tiene en su poder tres botellas de litro de agua mineral que  le entregaron, espera desde hace dos horas por la ayuda solidaria que organiza  la Cruz Roja en uno de los 33 centros montados en La Plata, capital de la  provincia de Buenos Aires, el principal distrito del país.

La mujer perdió todo y cuenta que tiene "una casa precaria que está al lado  del arroyo El Gato", cuya crecida en medio de la lluvia torrencial que se  abatió entre la tarde y noche del martes provocó la mayor inundación de la  historia en esta coqueta ciudad comercial y de mucha presencia estudiantil por  su reconocida universidad pública.

Junto a su marido y dos hijos, Lorena debió refugiarse en el techo de su  vivienda hasta que fueron rescatados en un bote por gente de una escuela  vecina, donde pasaron la noche durmiendo sobre los escritorios porque en el  piso también había agua.

Al regresar a su casa al día siguiente se encontró con todo destruido,  además de ratas, víboras y arañas, contó a la AFP.

Como ella, Cristina López, una jubilada de 77 años, forma fila frente al  Club Infantil y Juvenil General San Martín, convertido en centro de ayuda, pero  espera un colchón que en realidad entregan en otro lado.

La mujer, que estima "una pérdida total" en su casa, evoca la imagen que le  dejó el agua "arrastrando de todo, como un río, se veían bolsas, ramas, cosas",  enumera.  

"¡Colchones y frazadas a la izquierda, ropa y comida a la derecha!", se  escuchan los gritos de una voluntaria de la Cruz Roja que intenta poner orden  en el centro de ayuda ubicado en el barrio de Tolosa, uno de los más afectados  por la inundación y donde aún está cortado el servicio eléctrico.

Mariela Laborde, que estudia para ser bombera voluntaria, se entusiasma por  la cantidad de ayuda solidaria recibida mientras deja pasar a gente que dona  grandes bolsas de ropa que se van acumulando antes de ser seleccionados para el  reparto.

"Estamos haciendo lo que podemos, vienen de todos lados a ayudar, Vamos a  los barrios y a los colegios donde están los evacuados", explica a la AFP sin  dejar de cumplir con su tarea.

La fila de unos 50 metros de cada lado, va avanzando de a poco pero nunca  se termina ya que van llegando otros damnificados, muchos quejándose por la  falta de ayuda en el momento más crítico de la inundación.

"Yo no voy a pedir nada, porque tengo una familia que me cobijó y lo dejo  para los que no tienen nada" dice Christian Acuña, padre de tres hijos de 5, 7  y 15 años, desolado ante su casa devastada por el agua y el barro mezclado con  gasoil.

Acuña tiene a quien pedir ayuda en la urgencia pero perdió todo y su  esposa, además se quedó sin trabajo ya que la panadería donde era empleada  también se inundó y quedó destruida.

"La bronca es que en un día perdí 15 años de esfuerzo. Hay que empezar todo  de nuevo. No tuve miedo, tengo desesperanza", se lamenta en un patio donde  quedaron tirados cuadernos de escuela, un libro y ropa chorreando.  

En medio del agua que subía sin cesar, la noche del martes, Acuña sacó a  sus dos hijos menores por el techo de la casa para refugiarlos en una vivienda  vecina.

Mientras tanto Acuña se quedaba adentro con el mayor hasta que la crecida  los obligó a huir también de la casa que alquila en este barrio de clase media  y dejar atrás heladeras, tres televisores, dos autos, una computadora.

"Es muy difícil el trabajo porque hay muchas casas que están cerradas  porque la gente aún no volvió y no sabemos si puede haber alguna víctima  adentro", explica  Luis Alonso de la Policía Científica, que viene de  forzar una puerta y encontrar a una víctima fatal, que suman al menos 49 en La  Plata.

En estas horas, todos hablan del agua en La Plata, una ciudad de 900 mil habitantes, que son damnificados o conocen a alguien que lo es.

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