Patriotismo, amenaza para la paz
Por: César de Anda
¿Qué es patriotismo? ¿Es el amor al lugar de nacimiento donde se quedaron los recuerdos y esperanzas de la infancia? ¿Es el cariño por la tierra donde nos propusimos contar las estrellas, escuchar el canto de los pájaros, y al observar sus alas querer volar tan lejos como ellos? ¿Es el lugar donde nos sentábamos en las rodillas de mamá para escuchar historias de conquistas y maravillosos reinos? Es el campo, son los parques, son las calles donde jugábamos de chicos. Así, iniciaba su ensayo sobre anarquismo, Emma Goldman a principios de 1900, para hacernos reflexionar de lo que realmente es el patriotismo.
También es entonces, desde el punto de vista mexicano, el amor por lo nuestro y por cada centímetro del entorno que nos transporte a los momentos más felices, divertidos y disfrutables de la infancia. Es la identidad que sentimos por la Bandera, por la verde, por la música alegre y festiva que nos hace llorar y vibrar fuera de México. Es el orgullo por la mesa puesta con sabores de colores y el gusto inesperado por el chile más picante y el postre más dulce de la casa.
“Si eso fuera el patriotismo, pocos hombres y mujeres podrían considerarse patriotas, desde que los campos y espacios para el juego han sido transformados en fábricas, minas y molinos, cuyos sonidos han sustituido la música de los pájaros de siempre”, continuaba melancólica Emma Goldman, anticipándose al futuro de minas y molinos, hoy reconvertidos en pantallas de televisión, juegos de video y celulares más que inteligentes que absorben las mentes de los niños, los jóvenes y de adultos recientemente instruidos a la convivencia digital.
¿Qué es entonces el patriotismo? “Patriotismo, señores, ¡es el último recurso de los baquetones!”, refería en el mismo ensayo a un Dr. Johnson. Y, además, enérgicamente León Tolstoi el más grande antipatriota de nuestros tiempos, define al patriotismo como el principio que justificaría el entrenamiento de los asesinos al mayoreo; en lugar de fabricar satisfactores como ropa, calzado y vivienda, se está produciendo armamento o usándolo; so pretexto de garantizar mejores retornos y mayor gloria.
Un falso patriotismo es tomar la justicia por su propia mano, las autodefensas, las revueltas encobijadas por causas sociales, el poder mal ejercido, justificar los medios para lograr el fin. Y finalmente, dejar a un lado el estado de derecho e invitar a la anarquía.
“Es patriotismo aquel que justifica a los revolucionarios y a Porfirio Díaz, destruyendo miles de vidas sin la más mínima causa razón”. Por lo tanto, “¡odiamos la violencia! ¡Nos oponemos a la violencia!”. Son extractos elocuentes dichos por Emma Goldman al leer su ensayo en 1908, para ser considerado uno de los grandes discursos del s. XX.
>Los conceptos vertidos hace más de 100 años son más que actuales. Hoy México no necesita patriotismo, mucho menos “patrioterismo”. Probablemente cualquier término de nacionalismo o mexicanismo queda corto ante la gran responsabilidad que tenemos todos de regresar a este país por el rumbo de la paz y la justicia.