Ideas

Ni detrás, ni al lado

Al frente y con todas sus palabras. Antes la frase era “detrás de un gran hombre, hay una gran mujer”, después con el paso de los años para no herir ningún tipo de sensibilidad y tratando de buscar una igualdad que evitara alguna guerra sexista, el discurso se equilibró con “al lado de un gran hombre, hay una gran mujer”.  ¿Cuánto tiempo más tendrá que pasar para que deje de temblarnos la voz y reconocer que en pleno 2012 existen una gran cantidad de mujeres en México que están al frente de familias, empresas y diversos proyectos con o sin la presencia de un hombre?

De llegar una mujer a la Presidencia de la República ¿en dónde la ubicarán? ¿la mujer detrás de México? ¿la presidenta al lado de los mexicanos? Así como va ¿no cree?, “una mujer al frente de la nación”.

Hoy, en el Día Internacional de la Mujer, esa es una de las tantas realidades que le siguen haciendo ruido a más de alguno, pero muy a su pesar, así es. En la búsqueda de una comprensión clara y cómoda de la palabra “igualdad”, la participación de la mujer no se ha limitado nada más a tener y cuidar a sus hijos en casa. El desempleo y marginación —pensemos en aquellos hombres o maridos que quedaron desempleados— les ha permitido a ellas salir a buscar las herramientas y el trabajo para seguir adelante.

Esta semana, cuando los discursos políticos que van dirigidos a resaltar el valor de la mujer rayan en lo absurdo, sigue latente la falta del reconocimiento natural hacia lo que las mujeres son, sin la carga de lo que significa estar en competencia con los hombres.

“Todos pierden al discriminar a las mujeres”, decía el pasado martes Margarita Zavala, esposa del Presidente Felipe Calderón. ¿Qué se pierde? ¿Qué hacen incluso las mismas autoridades para evitar la discriminación? Ahí siguen ése y otros problemas que parecen tatuados en la generación que ronda los 40 y 50 años de edad.

Fíjese en las nuevas generaciones de jóvenes, aún con sus cuestionadas libertades,  tienden a ser más independientes de pensamiento con la posibilidad de transformarse en una unión más solidaria, alejada de los estereotipos sociales que estigmatizan a los varones como fuertes y proveedores y a las mujeres como figuras sigilosas que esperan que alguien más les marque el rumbo.

Pero mientras este sector de la población alcanza la adultez hay que seguir trabajando para abrir más espacios, marcar los límites y exigir respeto. Aún hace falta bastante que hacer con aquellos que les cuesta, y mucho, saber que una mujer puede mandarlos desde un escritorio o aquellos que por su tipo de trabajo se aprovechan para discriminar o acosar sexualmente a cualquier subordinado. ¿Qué si México está preparado para una mujer en la Presidencia? Habrá que contestar la interrogante empezando por reflexionar el lugar que le damos a las mujeres más cercanas que tenemos. Si a usted le pesa reconocer que puedan estar al frente de cualquier persona o situación… estamos en serios problemas.

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