Ideas

¿Minusválido yo?

El letrero en el cajón de estacionamiento de un banco decía “Lugar especial para minusválidos”. Y la verdad es que la palabra minusválidos me brincó, la sentí despreciable, exagerada, fuera de lugar… no me gustó y el diccionario me disipó la duda: “Dicho de una persona incapacitada, por lesión congénita o adquirida, para ciertos trabajos, movimientos, deportes, etc.”. Como no menciona bajo qué circunstancias, entonces creo que cualquiera podemos ser minusválidos. El mismo método de consulta refiere que la palabra discapacitado se trata de una persona que tiene “impedida o entorpecida alguna de las actividades cotidianas consideradas normales, por alteración de sus funciones intelectuales o físicas”, significado que se adecua más a lo que se conmemorará el próximo 3 de diciembre, Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Y tanto moño de nada sirve. Si usted tiene alguien cerca o le pregunta directamente a un hombre o mujer que se encuentre en estas condiciones, no se andan con rodeos. La gran mayoría prefiere que  los llamen por su nombre: ciegos, débiles visuales, mudos…y piden además, que dejemos a un lado el término “personas con capacidades especiales”. Si lo observa todos tenemos capacidades especiales, sin embargo ésta es una situación más de ésas que incomoda a los que en teoría, estamos completos. Esos términos arreglados se fueron adoptando de tal manera que no pese decirlos, pero, si a más de alguno de los que verdaderamente padecen todos los obstáculos a los que se tienen que enfrentar a diario les incomoda, ¿porqué habría de suceder lo mismo con los demás?

Incomodidad es tener autoridades que se acuerdan de este grupo de ciudadanos cada año, con la efeméride; incomodidad es tener legisladores que no hacen valer leyes ¿sabe por qué? ¡Porque no existen, no las hicieron!; incomodidad es ver cada día la desfachatez y cinismo por parte de supuestos ciudadanos e integrantes de la sociedad que ocupan los pocos espacios que existen en la ciudad argumentando frases como “nada más son unos minutos, ahorita me quito”.

Incomodidad es no saber siquiera cuántas personas con discapacidad existen en Jalisco. Desde hace varias administraciones se ha expuesto el tema de un padrón de datos y hasta ahora no se ha cristalizado tal objetivo, y si existen esfuerzos como el del Consejo Estatal para la Atención e Inclusión de las Personas con Discapacidad, que pretende tener la base de datos a finales del próximo año, éste palidecerá si se siguen concentrando los pocos esfuerzos políticos en gestiones de otra naturaleza como los comicios electorales.

Así que lo que le corresponda al círculo gobernante, que lo haga y si no, a exigirlo, pero en este tema de la discapacidad y respeto a los derechos, nosotros tenemos muchísimo por hacer, porque la educación y civilidad o como quiera llamarle no la dan en las calles, sino en casa, y el efecto es multiplicador. Ellos, los ciegos, sordos o mudos, hacen a diario un esfuerzo mayor por realizar exactamente lo mismo que cualquier persona. Si nosotros seguimos perdiéndonos en el camino sinuoso del prejuicio e insensibilidad, difícilmente podremos intentar ser una sociedad incluyente.

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